A diferencia de los bancos rescatados tras la crisis financiera de 2008, el pueblo griego pagó con gran sufrimiento y hundido en una profunda depresión la «ayuda internacional» impuesta para evitar la bancarrota del país, Estado miembro de la eurozona, debido a su inmensa deuda y al miedo al efecto contagio-llamada que hubiera tenido en otros socios del bloque, como Italia y el Estado español, entre otros.
«Atenas carga sobre los trabajadores el plan de ahorro de 30.000 millones», resumió GARA en un titular el plan de austeridad impuesto por la Troika –Banco Central Europeo (BCE), Comisión Europea (CE) y Fondo Monetario Internacional (FMI)– el 2 de mayo de 2010.
El recorte de un 16% de los salarios públicos, la bajada de las pensiones y el endurecimiento de las condiciones de jubilación, el aumento de un 10% de los impuestos sobre los carburantes y el alcohol, y las privatizaciones de sectores como la energía y el transporte fueron los pilares del duro plan de ajuste para 'ahorrar' 30.000 millones de euros y reducir el déficit. Fue el primer paquete de 'ayudas' a una economía monitorizada por la Troika y bajo las políticas de austeridad durante un periodo oficial de ocho años, en los que Atenas recibió 288.700 millones de euros y su deuda alcanzó el 180% de su PIB.
El sobreendeudamiento del Estado griego salió a la luz tras la llegada al poder del Pasok en 2009, después de años de gobierno de la derecha. Yorgos Papandreu, primer ministro entonces, auguró aquel 2 de mayo tres años de «dolorosos sacrificios». Aseguró que se enfrentó a la tesitura de elegir entre «la catástrofe o el sacrificio», y optó por cargar el peso de la deuda sobre las clases populares.
En un artículo en el que repasaba las estadísticas de Eurostat sobre las cuentas públicas de los 27, titulado «Los muchachos del FMI», el analista de GARA Isidro Esnaola recordaba que el Gobierno portugués optó por otro camino: subir los impuestos a los más ricos.
Antes del plazo de tres años augurado por Papandreu, el «boquete en el casco» del barco griego seguía sin reducir su tamaño y la Troika exigía más austeridad a cambio de un nuevo paquete de ayudas. Papandreu llamaba a un referéndum sobre esta propuesta que, al final, derivó en su dimisión a finales de 2011.
Se forma nuevo Ejecutivo liderado por Lukás Papadimos que, en medio de grandes protestas, aprueba el segundo paquete de recortes exigido por los acreedores internacionales, bancos alemanes y franceses, fundamentalmente. Y tras nuevas crisis políticas y gobiernos fallidos, en 2015 es ya Yanis Varoufakis, ministro de Finanzas del primer gobierno de Alexis Tsipras, el encargado de negociar en Bruselas para modificar un plan diseñado, fundamentalmente, para salvar a los bancos franceses y alemanes, principales acreedores internacionales de la deuda griega.
El Ejecutivo de izquierdas, que revirtió medidas de austeridad, buscaba renegociar el pacto, aumentar los ingresos con impuestos a los que más tenían frente a los recortes en el gasto y promover el crecimiento.
En los escasos seis meses, del 27 de enero al 6 de julio de 2015, que se mantuvo en el cargo antes de dimitir por sus diferencias con el Gobierno frente a la troika, Varoufakis fue un férreo defensor de la reestructuración de la deuda, quita sin la que reivindicaba que ningún plan llegaría a buen puerto. Se fue con «el orgullo de cargar con el odio de los acreedores».
Tras distintas crisis y un referéndum en el que los griegos rechazaron los planes de austeridad de la Troika, en agosto de 2015 el Gobierno de Siryza, en coalición con el partido de derecha nacionalista ANEL, y el cuarteto (la antigua troika a la que se incorpora Mecanismo Europeo de Estabilidad-MEDE) alcanzan un acuerdo en torno al tercer paquete, que el exministro Varoufakis consideró que «no va a funcionar» y que Euclides Tsakalotos, su sucesor al frente del Ministerio de Finanzas, señaló que «dice más o menos lo mismo», percepción con la que coincidiría el máximo defensor de la austeridad, el ministro alemán Wolfgan Schaäuble.
La reforma de las pensiones y el fin progresivo de las jubilaciones anticipadas vuelven a estar entre las medidas requeridas para recibir 26.000 millones de euros en préstamos para hacer frente a los vencimientos de la deuda y la recapitalización de sus bancos.
En 2018 se dio por finalizado oficialmente el «rescate» griego, no así la supervisión de una economía en situación precaria.
EEUU mata a Bin Laden
También fue un 2 de mayo cuando se produjo otra noticia de alcance mundial: EEUU anunció que dos días antes había matado a Osama Bin Laden, considerado el «terrorista» más buscado y que mantuvo en jaque desde más de una década a la Administración estadounidense y a sus aliados.
Fue en 2011, en una operación de la CIA que no fue comunicada a ningún otro país, ni siquiera a Pakistán, en cuyo territorio abatieron al líder de Al-Qaeda. Al dar a conocer la ejecución extrajudicial, el entonces presidente Barack Obama declaró que «el mundo es un lugar mejor».
Tras los atentados del 11-S de 2001, los que mayor impacto mundial tuvieron y cuya autoría el líder de Al-Qaeda no reconoció hasta octubre de 2004, EEUU lanzó una operación de búsqueda gigantesca con millones de dólares para quien ofreciera información que facilitara su captura.
Fue localizado por última vez en 2001 en Kandahar, al sur de Afganistán, y una década después se dio a conocer que «un pequeño grupo de americanos» le abatió en una mansión de la localidad de Abbottabad, a unos 60 kilómetros al norte de Islamabad. En un ataque que duró 40 minutos, según señaló EEUU, mataron además a un hijo de Bin Laden, a otros dos hombres, supuestos correos, y a una mujer.