Koldo Landaluze
Donostia

Google estudia implantar microchips en el cerebro

Tras Google Glass y el automóvil sin conductor, Driverless Car, la multinacional Google ha puesto en marcha un nuevo proyecto que bordea los territorios de la ciencia ficción: la posibilidad de implantar microchips en el cerebro de sus usuarios.


Vídeo irónico sobre otro de los proyectos de Google: el coche sin conductor el ‘Driverless car‘.

Hoy en día resulta muy difícil sorprendernos ante los nuevos proyectos que orquestan las grandes corporaciones tecnológicas; por muy disparatadas que estas puedan resultar a simple vista. Tal es el caso de un novedoso proyecto que figura en la recámara de Google y que ha sido revelado por uno de los principales ingenieros que figura en la nómina de la Gran G, Ben Gomes, el cual ha asegurado al diario británico «The Independent» que Google está desarrollando un chip revolucionario cuyo objetivo inicial sería el de ayudar a personas con discapacidades a conectarse a Internet y desarrollar diversas funciones sicomotrices.

Ben Gomes, responsable del área de ingeniería de la compañía de Mountain View, afirmó que lo expresado no es ciencia ficción, sino pura realidad y que la investigación ya había comenzado: «ya hay gente que está empezando a hacer pruebas con personas discapacitadas para que estas puedan controlar sus sillas de ruedas con la mente».

A nadie se le escapa que este tipo de noticias inspira, de inmediato, todo tipo de conjeturas y a pesar de que el supuesto fin último de esta nueva invención de Google sería el de ayudar a personas con discapacidades, han sido varios los medios que han avanzado que el objetivo último de este avance revolucionario sería que Google, gracias a este chip prodigioso, podría entrar literalmente en la cabeza de los usuarios y conocer de primera mano sus consultas de búsqueda y almacenar todo tipo de información. Dichas teorías que podrían bordear cuestiones lindantes con las teorías conspiranóicas, están fundamentadas en la caída en picado que han padecido la fiabilidad y confianza hacia las grande empresas del sector tecnológico tras el escándalo protagonizado por la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos y que fue revelado por Edward Snowden.