NATXO MATXIN

La época estival, idónea para darse un garbeo estelar

No solo la contaminación lumínica es un gran obstáculo para la observación astronómica. También el frío nocturno impide que esta instructiva disciplina científica en su versión amateur disponga de una mayor aceptación popular. Por eso, no es extraño que sea en la época estival, coincidiendo con unas temperaturas más benévolas, cuando el cielo despierte mayor curiosidad entre la gente.

Las Perseidas volverán a ser el espectáculo astronómico estival más seguido por el público en general. (THINKSTOCK)
Las Perseidas volverán a ser el espectáculo astronómico estival más seguido por el público en general. (THINKSTOCK)

No hay mejor remedio para contrarrestar una calurosa jornada veraniega que pasar un buen rato bajo el frescor de la noche, lo que supone, de paso, una buena oportunidad para volver la vista hacia ese cielo estrellado que nuestros antepasados observaban un día sí y otro también, entre el asombro y el temor, y que ahora, anulado por el fulgor de nuestras farolas, los urbanitas desconocemos.

No obstante, y para recordarnos lo insignificantes que somos, las maravillas del universo siguen estando ahí, por lo que no vienen mal algunos datos sobre lo que podremos observar durante la presente estación estival. . Para empezar, se trata de un periodo del año muy favorable de cara a disfrutar del objeto más grande de la esfera celeste: nuestra propia galaxia.

En verano, la Vía Láctea –mejor dicho, parte de ella– ofrece una incomparable visión que va de noreste a suroeste, una franja lechosa de gran amplitud en la que también se encuentran los denominados sacos de carbón –nebulosas de polvo negro que no permiten el paso de la luz de las estrellas–, lo que trae consigo un contraste claroscuro de gran belleza.

Al igual que el resto de elementos que están por encima de nuestras cabezas, podremos observar cómo la Vía Láctea se va moviendo –en realidad, la que se mueve es la Tierra, en constante rotación–, alcanzando el cénit, parte más elevada del cielo, a eso de la medianoche.

Algunas constelaciones, las conocidas como circumpolares por estar cercanas a la Estrella Polar, que marca el norte, son visibles durante todo el año, pero otras muchas son de carácter estacional. De ahí que los meses veraniegos sean una ocasión única para admirar conjuntos de estrellas que no pueden verse en otras épocas del año. Ocurre con constelaciones ubicadas en dirección sur, como es el caso de Scorpio, Sagitario, Capricornio, Libra, Virgo, Acuario, Piscis o la del Pez Austral, esta última como su nombre indica, visible sobre todo en el Hemisferio Sur.

En casi todas ellas, existen formas e imágenes que, desde muy antiguo, se identificaron por el ser humano con algunos objetos y animales. Puede verse una tetera en la constelación de Sagitario o incluso, en una versión mucho más nuestra, un pañuelico sanferminero en la de Capricornio, pues la unión de alguna de sus estrellas simula el símbolo festivo iruindarra.

Una figura muy típica de estas fechas es el designado como Triángulo de Verano, un asterismo –unión de varias estrellas de diferentes constelaciones que conforman una imagen de fácil reconocimiento– compuesto por Vega –una de las más brillantes y muy famosa por ser el punto de destino de la película “Contact”–, Altair y Deneb, las cuales interconectan las constelaciones de la Lira, Águila y Cisne, respectivamente.

Dantza planetaria

Este verano también será especial porque nos va a ofrecer uno de los espectáculos astronómicos más interesantes y fáciles de observar. Entre las ya citadas constelaciones de Scopio y Libra, se podrá contemplar la danza planetaria que mantendrán Saturno y Marte, que se pueden diferenciar de las estrellas cercanas por el hecho de que no titilan. Será necesario observarlos a primera hora de la noche, ya que más tarde se esconderán en el horizonte.


Va a ser un verano especialmente favorable para la observación de Marte, que estará muy cercano a Saturno. (THINKSTOCK)

El planeta rojo estará en la época estival en su mayor plenitud, tanto en lo que se refiere a cercanía como a brillo, aunque hay que abstenerse de creer el tradicional bulo que se difunde por las redes sociales de que Marte alcanzará un tamaño similar al de la Luna llena, algo físicamente imposible. Sí que ocurrirá, tanto el 11 como el 12 de agosto, que a ese baile interplanetario se le unirá la Luna, creando una bonita composición. Más tarde, entre el 22 y el 25 de ese mismo mes, será la estrella Antares quien se alinee junto a ellos.

Hasta aquí lo que se refiere a elementos que se pueden ver a simple vista, pero el firmamento esconde otras muchas maravillas para cuya visión es necesario hacer uso de telescopios. Estos objetos, denominados de cielo profundo, se dividen en tres grandes grupos: cúmulos estelares, nebulosas y galaxias, los dos primeros situados dentro de nuestra propia Vía Láctea.

Los cúmulos son aglomeraciones masivas de estrellas –su número puede variar entre centenares o millones–, atraídas por la gravedad mutua que se ejercen. El más conocido, por su amplitud y espectacularidad, es el Cúmulo de Hércules, por encontrarse en la constelación del mismo nombre, y que en estos meses se encuentra en lo más alto del cielo, posición inmejorable para visionarlo.

Las nebulosas son regiones de gas, fruto de explosiones de estrellas, que tienen formas de lo más pintorescas y bellas. La Nebulosa de la Laguna y la Trífida, muy cercanas ambas en la zona de Sagitario, son dos de los mejores ejemplos de este tipo de objetos que se pueden ver en la época estival. En lo que se refiere a las galaxias, una de las más favorables para ver, por ser la más cercana en lo que se refiere al Hemisferio Norte, es la de Andrómeda, ubicada en dirección noreste.


Andromeda /THINKSTOCK)

Lágrimas sí, pero de un cometa que pasa cerca de la Tierra cada 135 años

Sin duda, el fenómeno astronómico que más eco mediático y seguimiento tiene en verano son las Perseidas o Lágrimas de San Lorenzo, como popularmente se les conoce por estas latitudes. Ciertamente son lágrimas, pero de un cometa –Swift-Tuttle– que surca el firmamento pasando cerca de la Tierra cada 135 años y dejando así un rastro de minúsculo polvo y partículas, que se queman al contacto con nuestra atmósfera y generan ese efecto de estrella fugaz.

En este 2016, la noche de mayor actividad será la del 11 de agosto, aunque la frecuencia en la aparición de meteoritos no será de las más elevadas, a lo que hay que sumar una luna creciente que complica la visibilidad de dichos bólidos, por lo que habrá que esperar a pasada la medianoche para que nuestro satélite natural se oculte por el horizonte, lo que dará lugar a una mayor oscuridad.

Las Perseidas no es la lluvia de estrellas más importante del año, sino la tercera en cuanto a intensidad. Las Cuadrántidas, a principios de enero, y las Gemínidas, a mediados de diciembre, le superan en cantidad de estrellas fugaces que se producen, pero el que acontezcan en meses fríos hace que sean las grandes desconocidas para el público en general, dada la rigurosidad climática a la que hay que hacer frente para observarlas.

Un lugar oscuro y sentirse cómodos, claves para una observación placentera

Una buena observación astronómica dependerá en gran medida de la calidad del cielo. Merece la pena desplazarse en automóvil unos cuantos kiló- metros a la búsqueda de un lugar oscuro y alejado de la contaminación lumínica urbana, pues ello redundará en una mejor visibilidad de los objetos más débiles.


Vía Láctea (THINKSTOCK)

Aunque en verano se agradece el frescor de la noche, hay que tener en cuenta que la temperatura desciende bastantes grados y, al ser una actividad sin apenas movimiento, el cuerpo rápidamente se resiente. Es muy recomendable llevar ropa de abrigo para que la observación sea un disfrute y no una molestia.

A ello habría que añadir otro factor importante, la comodidad. No está de más llevar alguna silla plegable que haga que la actividad sea más confortable, pues se trata de vivir una experiencia agradable y que pueda repetirse. Acompañar la noche con algo de comida y bebida es el remate perfecto.

A ojo desnudo

Se puede observar la esfera celeste sin necesidad de ningún tipo de instrumento y ni siquiera es necesario tener un conocimiento exhaustivo de ella. Existen hoy día apps gratuitas para las diferentes plataformas que, con solo dirigir el móvil hacia un objeto, indica su nombre e incluso información sobre su tipología, distancia, etc. Gloogle Sky Maps es una de las más conocidas, pero también están Astro Tools, Sky Eye, Skyview Free o Stellarium, cuya versión para PC y Mac goza de gran aceptación entre los aficionados y que permite saber con antelación qué podremos ver en el firmamento una noche concreta y a una determinada hora, incluso con bastante previsión a futuro./p>

Con prismáticos

Si se disponen de prismáticos para ir al monte, ornitología o cualquier otro uso, también se pueden emplear para la observación astronómica. Los ideales son los 7X50, pero cualquier otro modelo –8X30 o 10X50– también sirve. Un trípode fotográfico será el complemento idóneo para sacar mayor partido a los prismáticos a la hora de escudri- ñar el firmamento, ya que los dotará de mayor estabilidad. En las tiendas de fotografía se comercializa el adaptador necesario para tal fin. Con este instrumental óptico se puede disfrutar de objetos que abarcan un gran área, como por ejemplo el Cúmulo de la Percha, a mitad de camino entre Vega y Altair, o la resolución de estrellas dobles, caso de Alcor y Mizar, o Albireo, además de los planetas y, por supuesto, los cráteres y mares de la Luna.

Con telescopio

La observación de los objetos más débiles de la esfera celeste –nebulosas, cúmulos más alejados y casi todas las galaxias– necesita del uso de telescopios, un utensilio que tiene cierto coste económico y requiere una curva de aprendizaje para manejarlo. Por eso, lo ideal para los no iniciados es acudir a quedadas astronó- micas organizadas por agrupaciones de aficionados, que sí disponen de dicha instrumentación y saben operar con ella de manera ágil. Son varias las asociaciones de este tipo que existen en Euskal herria y lo más conveniente es consultar sus respectivas páginas web e incluso ponerse en contacto con ellas para conocer sus actividades.