Iñaki IRIONDO
MADRID

Pedro Sánchez esquiva al charco territorial en su discurso de investidura

En un discurso de investidura en el que ha propuesto arrancar en esta legislatura «la segunda gran transformación del país», entendiendo como la primera la que se dio a partir de 1975, Pedro Sánchez ha esquivado el charco de la cuestión territorial en sus casi dos horas de intervención, en el que ha definido su gobierno como «progresista, europeísta, ecologista y feminista».

Pedro Sánchez, durante su discurso de investidura. (Óscar DEL POZO/AFP)
Pedro Sánchez, durante su discurso de investidura. (Óscar DEL POZO/AFP)

El candidato a la investidura del PSOE y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, se ha extendido durante cerca de dos horas en un discurso en el que ha anunciado un gobierno definido como «progresista, europeísta, ecologista y feminista», pero que todavía carece de los apoyos necesarios para ponerse en marcha.

No hay acuerdo con Unidas Podemos, cuyos diputadas y diputados tampoco se han levantado a aplaudir al final de la intervención, en la que ha reconocido las dificultades existente para el acuerdo, aunque ha dicho que a ambas formaciones, que provienen de tradiciones distintas de la izquierda, les une el anhelo común de buscar una «sociedad de hombres y mujeres libres en armonía con la naturaleza».

Pedro Sánchez ha propuesto arrancar en esta legislatura «la segunda gran transformación del país», como la que se dio a partir de 1975, y ha puesto como base la educación. Además ha fijado seis retos de futuro que cree que debe afrontar el Estado español, que son contar con un empleo digno y la sostenibilidad del sistema público de pensiones, la revolución digital y tecnológica, la emergencia climática, la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, la desigualdad social y el fortalecimiento de Europa y sus valores.

Ha sido al abordar la cuestión de la unidad europea cuando Pedro Sánchez ha hecho una mención a que considera que es «ir en contra de la historia» pretender tratar de crear fronteras dentro del Estado cuando se pretenden quitar fronteras hacia fuera. Ha sido una de las pocas menciones que ha hecho a la cuestión territorial. Otras han sido decir que el Estado español es el segundo más descentralizado y que «España no está dividida en 17 comunidades  y 2 ciudades autónomas, sino que está unida en la diversidad de 17 comunidades y 2 ciudades autónomas».

Pedro Sánchez también ha hecho mención a que «la superación de nuestras tensiones territoriales no vendrá solamente de la invocación de la ley y de la Constitución y de su aplicación, sin duda alguna necesaria. Derivará de un proyecto colectivo de regeneración nacional, de progreso y de inspiración europeísta».

Cabe pensar que a lo largo del debate, que se prolongará hasta mañana, el presiente en funciones abordará de forma más profunda uno de los problemas fundamentales que tiene en este momento el Estado español, que es el de la cuestión territorial y específicamente la situación de Catalunya, aunque ha resultado llamativo que prácticamente lo haya esquivado en su primer discurso.

Conservadores y ultraderecha

Por lo demás, Pedro Sánchez ha partido de la idea de que en este momento no se trata de elegir entre derecha e izquierda, porque eso ya lo decidió el electorado el 28 de abril, sino que lo que se dilucida en este debate es permitir que haya un «gobierno progresista» y «una oposición responsable», por lo que ha llamado a la bancada de la derecha a «desatascar» la situación.

El presidente en funciones ha distinguido entre «los dos partidos conservadores» y la «ultraderecha» a la que se han atado con la «soga» del «cordón sanitario contra el PSOE».

Atar a Unidas Podemos

Después de haber desgranado las fórmulas para abordar los seis retos de futuro que tiene el Estado español, Pedro Sánchez ha cerrado su discurso con un catálogo de medidas que parecía pensado para acotar el margen de maniobra de Unidas Podemos. Ha hablado de derogar la Ley Mordaza, de regular la eutanasia, de reconocer derechos digitales, de suprimir el voto rogado, de una ley de bienestar animal, de la regulación del juego y los locales de apuestas que se han extendido en las zonas de menores ingresos.

Pero todavía no hay acuerdo con la coalición morada ni parece que, si llega a haberlo, pueda darse antes de la definitiva votación del jueves.