NAIZ

Lukashenko minimiza que la Unión Europea y EEUU se nieguen a reconocer su presidencia

Varios países occidentales se han negado a reconocer la presidencia de Alexander Lukashenko en Bielorrusia y la investidura celebrada el miércoles. La Unión Europea, que ha negado legitimidad al presidente bielorruso, revisará su relación con Minsk. Lukashenko, por su parte, ha restado importancia a las críticas exteriores.

La Policía detiene a manifestantes en las protestas del miércoles. (AFP)
La Policía detiene a manifestantes en las protestas del miércoles. (AFP)

Países como EEUU, Alemania, Polonia, República Checa, Ucrania y las tres repúblicas bálticas se negaron el miércoles a reconocer la investidura de Lukashenko, al que acusan de manipular los resultados electorales y reprimir violentamente las pacíficas protestas antigubernamentales.

Por su parte, la Unión Europea (UE) ha anunciado esta mañana que tampoco reconoce la toma de posesión de Lukashenko como presidente de Bielorrusia sumándose a la acusación sobre los resultados de las elecciones.

«Gritan que no nos reconocen. Sabe usted, nosotros no le pedimos a nadie que reconozca o no nuestras elecciones, que reconozca o no la legitimidad del reelegido presidente», ha replicado Lukashenko a estos mensajes durante un acto en la embajada de China.

«La UE no reconoce los resultados falsificados. Sobre esta base, la llamada ‘inauguración’ del 23 de septiembre y el nuevo mandato que reivindica Alexander Lukashenko carecen de toda legitimidad democrática», ha indicdo el alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrell.

La UE revisa su relación con Minsk

Borrell ha reiterado que «la UE está revisando sus relaciones con Bielorrusia» y ha exigido nuevas elecciones.

Aunque la UE se niega a reconocer su presidencia, no se pone de acuerdo sobre la aplicación de sanciones, que Chipre sigue bloqueando, al exigir que se apliquen también a Turquía por sus acciones en el Mediterráneo,

Estonia, Letonia y Lituania, junto a Polonia los más hostiles al Gobierno bielorruso, ampliarán la lista de sancionados con otros cien nombres, lo que incluirá a funcionarios, jueces y altos cargos de las fuerza de seguridad.

Por su parte Estados Unidos y Gran Bretaña se plantean aprobar el viernes restricciones contra funcionarios bielorrusos de alto rango por lo que consideran un fraude en los comicios y la dura represión policial de las protestas.

Washington, acusado por Moscú y Minsk de patrocinar esas movilizaciones, ha dado un giro copernicano a su reciente deshielo en las relaciones con Bielorrusia, sin embajador estadounidense desde 2008.

El Departamento de Estado de EEUU ha asegurado que Lukashenko carece de legitimidad, mientras la embajadora Julie Fisher sigue sin asumir el cargo en Minsk.

La investidura, un asunto interno

«En respuesta a las críticas occidentales, Lukashenko ha destacado que lo importante es que la investidura esté en consonancia con la Constitución.

«Bajo mi punto de vista, según la ley Bielorrusia no debe nada a los países occidentales y tampoco tiene por qué avisar a nadie. Es un asunto interno de nuestro país», ha insistido

Además, ha negado que el acto fuera clandestino, como afirmaron medios de comunicación occidentales, ya que fueron invitadas cerca de 2.000 personas, pero no los embajadores de los países con legaciones en Minsk.

En la misma línea, el Ministerio de Exteriores bielorruso ha asegurado que la condena de alguno" Estados occidentales no refleja la opinión de la «gran mayoría» de la comunidad internacional.

«Los bielorrusos eligen por su cuenta y sin injerencia exterior al jefe de Estado, el Parlamento y las asambleas locales», ha resaltado el Ministerio, que ha estimado «insignificante» para Minsk que países occidentales no reconozcan su legitimidad.

Las protestas volvieron a las calles de Minsk contra la investidura, y casi 400 personas fueron detenidas en las mismas.