El Museo de Bellas Artes de Araba alberga la exposición ‘Una historia de Judit y Holofernes. Por Peeter Sion’ que, entre otras obras, incluye una serie de seis pinturas sobre cobre que describen el relato bíblico del Antiguo Testamento de Judit y Holofernes, firmadas por el artista flamenco Peeter Sion (Amberes 1624-1695).

Las obras, que han sido sometidas a una limpieza por parte del Servicio de Restauración y se encuentran en excelente estado de conservación según han informado, podrán verse hasta septiembre.

Peeter Sion (Amberes, Bélgica, 1624 – 1695), pintor flamenco del Barroco, fue maestro y decano del Gremio de San Lucas de su ciudad natal, organización profesional que regulaba tanto las enseñanzas, como las carreras de los artistas y el mercado del arte. A través de marchantes establecidos en los puertos de Sevilla y Cádiz, gran parte de la producción de esta importante industria artística se distribuyó por ciudades como Málaga y Valladolid, donde se encuentra el mayor número de obras conocidas de este pintor. También llegaron a Iruñea y en el Palacio de Navarra se guardan algunas obras.  

Esta exposición presenta el ciclo completo de la Historia de Judit y Holofernes perteneciente al Museo de Bellas Artes de Araba. Un relato bíblico basado en el Antiguo Testamento que el artista desarrolla en una serie de seis pinturas al óleo sobre un soporte de láminas de cobre.

Las obras han sido sometidas a una limpieza por parte del Servicio de Restauración y se encuentran en excelente estado de conservación según han informado.

A la presentación asistieron la responsable del Museo de Bellas Artes, Sara González de Aspuru; la diputada foral de Cultura y Deporte, Ana del Val y Fernando Tabar Anitua, Catedrático emérito de Escuela Universitaria de la Universidad Complutense de Madrid y que ha realizado «una magnífica e imprescindible aportación en el texto del folleto» en palabras de Del Val.

Esta exposición es posible gracias a la dación en pago que la Diputación Foral aceptó de la Fundación Celaya Letamendi. «Tal y como nos comprometimos por parte del Departamento, además de proceder a conservar e incluso restaurar lo que indudablemente era un rico patrimonio, lo íbamos a ir poniendo a disposición de sus legítimos dueñas y dueños que es la ciudadanía», manifestó Del Val.