Alvaro  Reizabal
Alvaro Reizabal
Abogado

Embarrar el terreno

Los equipos peor situados, cuando tenían que enfrentarse a los más potentes, utilizaban una artimaña para evitar que pudieran lucir su superioridad. Algo tan sencillo como regar hasta que se inundara el terreno de juego y quedara impracticable porque el balón no corría y quedaba atascado en el lodazal, y solo la fuerza o la habilidad para desplazarlo en esas condiciones podía contrarrestar la superioridad técnica del rival. En el viejo Atotxa se justificaba el estado del patatal provocado diciendo que se debía a filtraciones desde la ría del Urumea.

En estos días finales de la campaña electoral en el tercio autonómico vasco, y ante el resultado que las encuestas auguran de forma casi unánime, se multiplican los esfuerzos de los candidatos menos favorecidos por lo que dicen los sondeos, para tratar de revertir o, al menos, minimizar la debacle que supondría el anunciado sorpasso para los que se creen dueños exclusivos del cortijo.

Y para conseguirlo vale todo: desde embarrar el terreno, al insulto o las promesas de solucionar milagrosamente todos los problemas que no han querido resolver o no han sido capaces de hacerlo en los cuatro años en que han gobernado en coalición con mayoría.

Y así se prodigan las entrevistas al candidato favorito con preguntas capciosas y envenenadas, porque, si no respondes lo que el entrevistador pretende que digas, puedes entrar en terreno pantanoso y hasta presuntamente delictivo, o tus inquisidores aprovechan para llamarte cobarde y otras lindezas, aunque sean tus socios de gobierno en otras instituciones y adalides de la libertad de expresión.

Y, eso sí, muchas promesas: como el gran público considera que se esta desmantelando Osakidetza en beneficio de la medicina privada, pues se promete la contratación de miles de profesionales sanitarios para decir que no cerrarán los centros que ya han ido cerrando, al menos parcialmente, durante su mandato.

Que en Gipuzkoa se quejan de que se les discrimina negativamente, pues el PNV les promete 50 millones de euracos para Anoeta. El fin justifica sus medios.

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