Alvaro  Reizabal
Alvaro Reizabal
Abogado

¡Dan ganas de llorar!

Al fin se abrieron los cielos y las lluvias han paliado, aunque solo sea en parte, la terrible falta de agua que sufren gran parte de los campos de la Piel de Toro. Es lo que ya el franquismo y su NODO llamaron la «pertinaz sequía»... Las imágenes muestran caras desencajadas de gentes que lloran sin consuelo posible. Al verlas uno piensa que es de emoción: al fin llueve y tendrán agua para beber. Pero nada más lejos de la realidad: lloran porque no pueden sacar los pasos de su cristo o virgen preferidos y eso es una catástrofe: todo el año esperando para mandar los santos a paseo, y ahora se pone a llover y se jode el invento. Podrían pasearlos cuando pare, que será enseguida, pero ya no es lo mismo. También podían haberlos sacado antes en rogativa para que lloviera, y, así, ahora podrían estar celebrando lo que, sin duda, sería un milagro, pero tampoco es igual. La única solución que les queda es llorar como plañideras y esperar a que el año que viene escampe.

Recuerdo con nitidez cuando me contaron que en la guerra del 36 hubo muchos canallas que acusaron a sus vecinos de ser abertzales o rojos, aunque no fuese cierto, con el único propósito de que los asesinaran para quedarse con sus tierras, su patrimonio y, en muchos casos, porque, incumpliendo los mandamientos divinos, deseaban la mujer de su prójimo, y se cargaban al pobre prójimo. Viendo lo que está pasando en Gaza, el genocidio más repugnante retransmitido en directo, uno se pregunta qué intereses hay detrás de todo esto, más allá del exterminio de un pueblo que vive en la tierra que le vio nacer. Pero ya se va sabiendo lo que hay en la trastienda, y es que han empezado los anuncios de constructoras israelíes que incitan a sus clientes a despertar diciéndoles que tener una casa en la playa no es un sueño. Obviamente la playa es la de Gaza y para hacer los chalés, cuyos fotomontajes se están publicando, hay que eliminar a los palestinos y hacer una autopista que, dividiendo en dos la franja, permita el acceso al nuevo paraíso exclusivo. De llorar y vomitar.

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