La actitud prepotente y preocupante de Donald Trump hunde sus raíces en el respaldo social que reúne su forma de ser y actuar en los Estados Unidos. Ese soporte popular, que da un cheque en blanco a las políticas del magnate neoyorquino, y las múltiples contradicciones y paradojas que rodean la idiosincrasia de este histriónico personaje conforman un nudo de análisis complicado de desenredar para aquél que trata de abordar este reto desde la distancia y el conocimiento indirecto de la realidad estadounidense.Los interrogantes se amontonan: ¿cómo se explica el apoyo del 44% de las mujeres en las urnas a alguien que ha sido condenado por abuso sexual? ¿Por qué las clases trabajadoras amparan a quien lleva a cabo sin tapujos políticas que solo benefician a las élites económicas? ¿Qué sentido tiene que Trump haya recabado más del 45% del voto latino mientras tacha a los inmigrantes de violadores y delincuentes y construye un nuevo muro de la vergüenza? ¿En qué basan los más exigentes sectores religiosos del país su apoyo incondicional a quien acumula una adornada trayectoria de escándalos sexuales, infidelidades y fraudes?Estas preguntas nos llevan a otras aún más complicadas: ¿ha desaparecido cualquier atisbo de pensamiento crítico en buena parte de la sociedad norteamericana? ¿Las ideologías agonizan víctimas del populismo mediático? ¿Ha perdido la sociedad estadounidense definitivamente el juicio? ¿Se dirige la política de los EEUU por derroteros nunca vistos desde los albores de la Segunda Guerra Mundial? No tengo respuestas. Pero sigo buscando."Yellowstone" es una de las series más seguidas por la audiencia en EEUU. Su protagonista, John Dutton, es un terrateniente de Montana en el siglo XXI, defensor a ultranza de la forma de vida tradicional en el Viejo Oeste, la América profunda, la América de Trump. Dutton, en el discurso con el que se postula al cargo de gobernador del estado, dice a la prensa: «si lo que quieren es progreso no voten por mí. Yo soy lo opuesto al progreso, soy el muro contra el que se bate el progreso». Trump en estado puro.