Arturo Puente
Arturo Puente

La ducha escocesa de Sánchez

Existe la percepción (convenientemente alimentada desde la propia Moncloa) de que Sánchez lo ha tenido muy difícil. Pero nada más lejos de la realidad.

El Gobierno ha encarrilado ya los presupuestos generales de este año. Serán los terceros que se aprueben, siempre en fecha, siempre sin necesidad de sudar demasiado. Es además un Rubicón de la legislatura, porque a partir de aquí Sánchez puede conformarse con dejar pasar plácidamente los meses hasta el final de su mandato sin volver al Congreso. Los finales de legislatura suelen complicarse por la cercanía electoral y los gobernantes prefieren tener un paracaídas.

Existe la percepción (convenientemente alimentada desde la propia Moncloa) de que Sánchez lo ha tenido muy difícil. Pero nada más lejos de la realidad. Ha sacado adelante casi todas las leyes que ha presentado, ha tenido un PP en la oposición despellejándose a sí mismo, unos socios de coalición entretenidos en la cuarta refundación de la izquierda en diez años, una Europa que se ha ido alineando por necesidad en posiciones moderadas, al menos en apariencia, y una economía que, aunque mala, puede explicarse por factores externos.

La razón de que, pese al poco retorno obtenido, ninguno de sus aliados le haya abandonado, tiene que ver con la fortaleza de un Gobierno que ha podido ir dando bandazos para no dejarse a nadie fuera. Una ducha escocesa, ahora gélida, ahora hirviendo, de promesas, incumplimientos y nuevas promesas, con la que ha mantenido a raya a socios como ERC, EH Bildu, PNV o Ciudadanos cada vez que a alguno comenzaba a pensar que ya no merecía la pena seguir tragando.

En los próximos meses es previsible que sigan pasando algunas cosas subterráneas, sobre todo en el escenario vasco y catalán, porque los préstamos se devuelven. Pero, por lo que respecta a la agenda legislativa, hasta aquí hemos llegado. La legislatura ha sido esto y no otra cosa, y pese a las expectativas que el propio Gobierno puso en sí mismo como el «primero de coalición de la historia», los resultados son bien poco vistosos mirados desde de la izquierda.

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