César Manzanos
César Manzanos

Recuperar la lucidez

Tú no pienses. Ello te piensa. Este es el principio básico que administran, como psicofármacos, quienes tienen el poder de fabricar la actualidad. Aquello que ocupa nuestra mente nos induce a la preocupación y nos sumerge en la intranquilidad confinándonos a perdurar en constante anomalía. Es la forma de provocar que no pensemos con criterio propio. Es el modo de recluirnos en la inmediatez tratando de conseguir objetivos lo suficientemente adictivos como para solo ser descafeinadamente alcanzados, cuando no frustrados.

La lucidez procede de la distancia y la visión global. Recuperarla consiste en librarnos de imperativos ajenos, dejar de ser espectadoras de una vida desconectada de nosotras mismas y de las desgracias que padecen la gran mayoría de la humanidad. Es dejar de pasar el tiempo frente a contingencias impuestas aliándonos con enemigos políticos o con jefes que nos explotan. Es dejar de renunciar a aquello que nos constituye como sujetos autodeterminados.

Nuestra voluntad se ve anulada y reducida a la capacidad de someternos. Y renunciar a pensar y actuar por nosotras mismas nos produce una ansiedad y una angustia difusas que nos dicen es el precio a pagar por la ineludible adaptación. Y adaptarnos es vivir ahogándonos en la ciénaga del tratar de hacer posible lo que otros quieran de nosotras. Es aparcarse en el espejismo de lo que nos hacen creer que son nuestros deseos o nuestras obligaciones. La consecuencia es el malestar cronificado, el miedo a perder lo que se tiene o a no poder tener lo que no se tiene.

Podemos desterrar esta forma de pensar, sentir y actuar que nos ha colonizado; dejar de creer que resulta inevitable el dolor cristalizado en sufrimiento y producido por lo que contamina nuestras mentes; desengancharnos de sus píldoras virtuales, identificar quiénes y cómo manipulan nuestras dóciles intenciones y manejables carencias para sujetarnos. En definitiva, dejar de condenarnos a malvivir con la naturalización del dolor propio, resignándonos al dolor ajeno, cuando no haciendo sufrir.

Search