Alberto Pradilla
Alberto Pradilla

La paradoja Edurne Uriarte y el machismo

El fichaje de Edurne Uriarte para la rederechizada televisión pública española ha hecho aflorar el lado más machista y patriarcal de la progresía española. De repente, como si la antigua profesora de la UPV y azote del abertzalismo fuese una recién llegada al vocerío ultra, se suceden las acusaciones de nepotismo que se resumen en el titular de “Público”: "TVE coloca a la mujer de Wert como tertuliana en Los Desayunos".

En mi caso, la novedad ha sido descubrir que el actual ministro de Cultura es consorte de la militante unionista. Por el contrario, no me sorprende nada el aterrizaje de la fundadora del Foro de Ermua en los debates matutinos de la cadena española. De todos es conocido el afán uniformizador de la derechona española, que se corta aún menos que el PSOE y considera que la pluralidad ideológica es aquel espectro que oscila entre la derecha y el extremo centro. Para reforzar este último flanco, nadie mejor que Uriarte. Ella ya estaba en la caverna antes de que el TDT Party convirtiese la parrilla política en un único debate ultraderechista con distintas caras. Me atrevería a decir que sería una de las sombras que dibujó Platón si su gruta estuviese ubicada en Atapuerca. No seré yo quien loe el currículum de la exmilitante del PSE, pero habrá de reconocerse que se ha ganado el puesto por méritos propios. Sin poner en duda que tiene una excelsa trayectoria dentro del fascio, ¿quién demonios era Wert hasta hace unos meses, cuando fue nombrado ministro? Esta pregunta podría resonar en la cabeza de muchos vascos. Una interrogación que no se extiende a Uriarte, cuya insistencia antiabertzale lleva resonando en Euskal Herria durante lustros.

Por este motivo, creo que solo desde el más profundo machismo, ese que está instalado en el disco duro del subconsciente, se puede tratar de descalificar a Uriarte con el golpe bajo de "señora-de". Existen muchos argumentos para descalificar su posición ideológica: ultraderechista, que impone España mientras descalifica la voluntad de los ciudadanos vascos, apologeta neocon o defensora del estado de las cosas que garantiza los privilegios de unos pocos. Todos ellos son, al mismo tiempo, motivos para la crítica y razones por las que Alfredo Somoano, nuevo director de informativos de TVE, le haya ofrecido una silla permenente. Por el contrario,  estar casada con un señor que, encima, hasta que se ha hecho cargo de la cartera de Cultura, ha sido muchísimo menos público que su cónyuge, es una cuestión que le atañe únicamente a ella.

Paradojas del destino, la nueva tertuliana de TVE aseguró, en una entrevista de promoción de su libro "Contra el feminismo", que "en los países desarrollados de nuestro entorno, y entendiendo desigualdad como menor número de mujeres en posiciones de decisión y de élite, creo que los valores de la discriminación están prácticamente superados". Pues va a ser que no.

Nuevamente, hay que hacerse la misma pregunta: ¿Existiría la misma reacción si fuese un hombre el afectado por la sombra de la sospecha del nepotismo? ¿Se hablaría del "señor-de" o el tono se relajaría?


 

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