Koldo Campos
Koldo Campos
Memoria que respira y pan que se comparte

El teniente Colombo y Gasco

 

Ernesto Gasco acababa de presentar en el Palacio Miramar de Donosti su candidatura a la alcaldía de la ciudad y, antes de retirarse, el dirigente socialista intercambiaba elogios y parabienes con algunos invitados.

El teniente Colombo se acercó al grupo mientras desparramaba por los alrededores el humazo de su maloliente puro y, en cuanto se le hizo un hueco, que fue enseguida, se pasó el puro a la boca y extendió su mano para felicitar al candidato.

-¡Es un placer conocerlo señor Gasco! Mi esposa no se pierde ninguno de sus discursos. No me lo va a creer cuando se lo cuente, cuando le diga que he estado con usted. Por cierto, y disculpe que no me haya presentado, soy el teniente Colombo y si no tiene inconveniente me gustaría compartir con usted una duda que tengo. Sí, ya sé que es usted un hombre muy ocupado pero si tuviera un minuto para hablar un asunto...

Cuando Colombo y el señor Gasco quedaron a solas, el candidato preguntó alarmado.

-Espero que no se trate de una infracción de tráfico o un master en entredicho o...

-No, que va, no es nada, solo algo que no termino de entender de su discurso. Usted ha dicho que quiere una San Sebastián de compras y comercio como Londres…

-Sí, así es, como Londres.

-Y también ha dicho que quiere una San Sebastián de cultura, como París -insistió Colombo.

-Exactamente. Veo que ha seguido con atención mi discurso.

-Ahí es que yo quería llegar porque también ha dicho que quiere un proyecto propio para la ciudad… un proyecto propio.

-Sí, eso he dicho.

-Y ese es el problema señor Gasco. Había algo que no me terminaba de encajar y ahora es que lo comprendo porque Donosti podría ser París, podría ser Londres y podría ser Donosti… pero no las tres a la vez.

El candidato no pareció inmutarse por la lógica deducción de Colombo y pasó a la ofensiva.

-¿Y qué piensa hacer? ¿Me va a detener por hacer demagogia?

-No, tranquilo. Yo ya estoy retirado y, en cualquier caso, la demagogia no es delito y, si lo fuera, tampoco sería problema porque el Ministerio del Interior se lo afina. Solo quería confirmarlo. Es que mi esposa está muy nerviosa con esta costumbre que les ha entrado a algunos políticos españoles de hacer de España la California de Europa y convertir Donosti en Londres o Parísmientras encarcelan a los que quieren hacer de Catalunya... Catalunya. Mi esposa dice que Donosti solo puede ser Donosti… y, por cierto, que como alcalde para la ciudad no le va a votar nunca pero como ilusionista para un circo… tampoco.

(Euskal presoak-euskal herrira/Llibertat presos politics/Altsasukoak aske

 

 

 

Search