Koldo Campos
Koldo Campos
Memoria que respira y pan que se comparte

¡Mbappé, oh Mbappé!

Lo peor, constatan los medios, es que el irrespeto del jugador al Real Madrid y, en consecuencia, a España, no ha sido por dinero. Asombra lo qué duele eso.

Años interminables en los que los medios se la han pasado dando la tabarra con el que habría de ser el fichaje más caro de la historia y próxima estrella de la Casa Blanca, Mbappé, oh Mbappé. El interminable culebrón, apenas unas horas antes de que se confirmara, se asegurase y se diera por hecho, concluía con Mbappé, oh Mbabbé, en su casa. Vaya, que renueva con el Paris Saint-Germain, que no se mueve de París.

Chascarrillos al margen, la reacción emocional del madridismo a tono con la más castiza idiosincrasia española ha pasado de la incredulidad y el asombro a la irritación y el desprecio en apenas unos días. ¡Mbappé, oh Mbappé! ¿Qué fue de la matraca por el inminente fichaje del jugador más fichado del mundo? ¿Qué fue de aquella euforia? ¿Qué fue de aquel amor?

Lo peor, constatan los medios, es que el irrespeto del jugador al Real Madrid y, en consecuencia, a España, no ha sido por dinero. Asombra lo qué duele eso. Florentino pagaba más, su proyecto deportivo era mejor y, además, era el Real Madrid… ¿por qué entonces no ha podido ser? ¿Va encontrar Mbappé, oh Mbappé, en París el «relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor»? ¿Tiene París más terrazas y atascos que Madrid?

Y el ingrato jugador que alega razones inverosímiles como su entorno, su ciudad, su país, la opinión de su familia, y hasta termina pidiendo disculpas.

(Preso politikoak aske)

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