Dice Esperanza Aguirre, una marquesa de las que podemos disfrutar merced al régimen monárquico español, que «Casado y Abascal son dos personas de principios y valores y además son dos patriotas» por lo que deben unirse como «única alternativa al gobierno social-comunista». Al no explicitar los principios y valores que igualan al licenciado exprés y a su paniaguado preferido, debemos inferir que los «socialcomunistas» ni son personas ni están en posesión de principio o valor alguno. La chusma que diría la descendiente del Duque de Alba. Nunca patriotas por ser la anti-España atea e irredenta. La alucinante y alucinada Ayuso expresa, como puede, la misma idea: los enemigos de España y de la Fe han okupado el gobierno.

Será la persistente pandemia y el aburrimiento en el que caen los de pobre imaginación y escaso intelecto, pero el sector nacional-católico del Fascio está desatado. No conciben que los nacidos para mandar en todos los órdenes de la vida no ocupen los gobiernos. No conformes con el poder económico ven la imperiosa necesidad de poseer toda representación política. Hasta una tibia socialdemocracia les molesta. Anclados en el Antiguo Régimen (y no me refiero al franquismo que también) incapaces de desarrollar económicamente su querida España pero sí de esquilmarla y venderla al mejor postor. España como cortijo, su sentido patriótico. Y todo por la Gracia de Dios. Y no de un Dios cualquiera, no; para más inri, el Dios católico, lo más cansino y cabrón de todo el muestrario de dioses que ha ideado la ignorancia.

Ahora militares católico-constitucionalistas, siguiendo la estela de los anteriores, abogan por fusilar a 26 millones de hijos de puta. Los que apoyan al gobierno filoetarra.

Los nacional-católicos húngaros son diferentes. La sola visión del eurodiputado homófobo Szájer deslizándose en culitatis por el canelón huyendo de la Policía belga que irrumpió en medio de una orgía gai es enternecedora. Puestos a elegir, mejor cuarto oscuro belga que paredón español. Mucho más alegre. Vas a comparar.