Fede de los Rios
Fede de los Rios

¿Y el octavo mandamiento?

Curiosamente el Gran Visir del protectorado español marroquí también denominó la guerra del 36 «Yihad contra los españoles sin Dios»

Alberto Núñez, líder de la oposición española, llamado a regir los destinos de la más común e indivisible de las patrias que en el mundo son desde que Dios la creara, sin empacho alguno y ante el selecto auditorio del Círculo Ecuestre de Barcelona (de la Barcelona que madruga y juega al polo), con ese verbo fluido característico de su persona, envidia del propio Demóstenes, contestando preguntas sobre el luctuoso suceso de Algeciras: “Nosotros, desde hace muchos siglos, no verá usted a un católico o a un cristiano matar en nombre de su religión y sus creencias. Y hay otros pueblos (sic) que tienen ciudadanos que sí lo hacen”.

Hombre, muchos siglos… El 28 de mayo de 1938 en el Congreso Eucarístico de Budapest, el Cardenal Isidro Gomá: “He preguntado al general Franco si la guerra duraría mucho, todavía. Franco me contestó: ‘No’. Efectivamente precisa que la guerra termine. Pero no con un compromiso, con un arreglo ni una reconciliación. Hay que llevar las hostilidades hasta el extremo y obtener la victoria por la punta de la espada. Que se rindan los ‘rojos’, ya que han sido vencidos. No es posible otra pacificación que la de las armas. Para organizar la paz dentro de una construcción cristiana es indispensable extirpar toda la podredumbre laica. Tengo la satisfacción de añadir que, hasta el momento presente, estoy perfectamente de acuerdo con el gobierno nacionalista, que no da un paso sin consultarme y obedecerme”. La pastoral de su conmilitón cardenal Enrique Pla y Deniel definió el golpe de estado como “cruzada por la religión, la patria y la civilización”, y a Franco como el Caudillo de esa Cruzada, siguiendo los pasos del Obispo de Iruñea, Marcelino Olaechea, que en carta publicada en “Diario de Navarra” pocos días después del golpe decía: “no es una guerra la que se está librando, es una Cruzada”. Curiosamente el Gran Visir del protectorado español marroquí también la denominó “Yihad contra los españoles sin Dios”, pues cruzada le evocaba desagradables recuerdos. Muy ecuménico todo. A la mayor gloria de Dios.

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