Curiosa obsesión la de los líderes jeltzales con la moda y la peluquería. Difícil olvidar la clarividencia de uno de ellos al criticar que en el juicio a Mesa Nacional de Herri Batasuna en Madrid lleváramos americana y mochila. Por cierto, la misma persona a la que tuve que recordar en directo, tras referirse a Pablo Iglesias como «el Coletas» que era mejor que él y yo no habláramos de pelo. Ahora, Andoni Ortuzar habla del «palestino, el forro polar y el flequillo cortado a motosierra» y, con una sagacidad que asombraría al mismísimo Maquiavelo, nos avisa: son los de la mani con Armani. Al muy salado le ha salido un pareado y es posible que no haya necesitado ni tres semanas ni veinte asesores para prepararlo. ¡Cómo no asombrarse ante una elocuencia tan refinada!
En su libro “Mediocracia”, Alain Deneault nos ilustra sobre los modelos de liderazgo triunfantes en nuestros tiempos. Hablamos de un orden mediocre establecido como modelo, algo que rima con la evolución del PNV en los últimos años. Seguir el juego está por encima de cualquier tipo de perspectiva crítica o cuestionamiento de las relaciones de poder y esto marca quién llega a los puestos de dirección. De este modo se pretende ocupar el extremo centro y tratar a quienes se niegan a participar en la farsa «a través del rechazo, la negación y el resentimiento». Aquí tenemos algunas claves para entender la «violencia simbólica» que destilan los exabruptos jeltzales.
Esta mediocracia, enemiga declarada del pensamiento crítico y la emancipación, necesita ocultar la historia de las conquistas sociales para presentarlas como logros de quienes se han limitado a parasitarlas. Dicho de otro modo, quieren que olvidemos que si hay jeltzales que van de Armani es gracias a las manis, que no han sido precisamente jeltzales.
Terminemos con humor, recordando a Ortuzar que el gran Maquiavelo escribió "El Príncipe", no "El Cuñado".
