Irati Jimenez
Irati Jimenez
Kazetaria eta idazlea

En contra

Cómo es posible que no revisen una masculinidad tan frágil que tiene que afirmarse constantemente de la única manera que sabe: en oposición a los demás

Vaya por delante que he barajado la opción de hablar de nosotras pero resulta tan difícil hablar sobre las mujeres sin problematizar a las mujeres, que nada me apetece tanto como actuar durante un rato como si el patriarcado también fuera un problema para los hombres, extravagante ejercicio feminista al que me entrego de vez en cuando para comprobar cuántos hombres mueren a diario del machismo que se supone que solo nos mata a nosotras y cómo es posible que no revisen una masculinidad tan frágil que tiene que afirmarse constantemente de la única manera que sabe: en oposición a los demás.

Me preocupa esta manía, esta trágica costumbre, esta condena terrible a la que se entregan tantos hombres como si fuera un destino inevitable al que no se pudieran enfrentar con el mismo ímpetu con el que se enfrentan a lo que sea que tienen delante cuando se trata de ejecutar esta programación patriarcal que tanto daño les hace y que tanto corrompe la inteligencia al pretender que siempre se demuestre de la misma manera: poniendo un pero, erigiendo un sin embargo, estableciendo una postura decididamente contraria… ¿a qué? Es una buena pregunta. Yo diría que en general a los demás y en particular a lo que suponga una esperanza, una ilusión, un proyecto compartido con la sociedad.

Se trata de una forma de inmadurez contraria al progreso social, sin duda, pero también a la felicidad individual de quienes se empeñan en nadar contra corriente sin preguntarse a dónde van, cómo no se dan cuenta de que no hay dos personas más iguales que las que se empeñan en ser diferentes y hasta cuándo dejarán pasar la vida resistiéndose a formar parte de la humanidad como si todo vínculo fuera un peligro que les amenaza. Puede que a veces sea bueno separarnos del resto para saber quiénes somos, pero nunca será malo necesitar a los demás y siempre será peligroso pensar que tener manías es lo mismo que tener una personalidad, cultivando nuestras rarezas hasta volvernos antisociales y empeñándonos en ser distintos en vez de esforzarnos en ser auténticos.

Search