Irati Jimenez
Irati Jimenez
Kazetaria eta idazlea

Una bofetada de realidad

En nombre del pacifismo y hasta del feminismo, hemos problematizado la violencia física, pero hemos normalizado todo tipo de violencias

Las primeras horas del lunes, mientras nos preguntábamos si la real bofetada que recibió Chris Rock durante la gala de los Oscar era una bofetada real, Will Smith ya nos había dado una bofetada de realidad al dejar en evidencia que, en nombre del pacifismo y hasta del feminismo, hemos problematizado la violencia física, pero hemos normalizado todo tipo de violencias. Entre ellas, la clase de matonismo de guante blanco que ejerció Chris Rock, haciendo públicamente un comentario cruel sobre el físico de una mujer que tiene un problema de salud que ha derivado en alopecia y que ha sido muy sincera con lo traumático que ha resultado para ella esa experiencia.

Podemos discutir sobre si Will Smith hizo bien o mal al darle un bofetón a un hombre que se había burlado -no por primera vez- de su mujer, pero que Chris Rock se merecía un bofetón me parece indiscutible. Creo que Smith hizo lo correcto al disculparse, pero Jada Pinkett-Smith estaba sentada en su sitio sin meterse con nadie cuando alguien se saltó el guion para reírse de su alopecia delante de millones de personas y la Academia, que está valorando sancionar a su marido, no ha instado a Chris Rock a pedirle disculpas.

Convendría recordarlo cuando analizamos lo que pasó, particularmente si lo hacemos desde un punto de vista feminista. Decir que Will Smith trató a su mujer como un objeto interpuesto -pasando por alto que Chris Rock podía estar haciendo lo mismo con su comentario- y que la presunta defensa de su honor fue la excusa para ejercer una violencia que tenía como último fin afirmarle como macho, es muy arriesgado, porque significaría que un hombre no puede responder jamás con violencia a una agresión si esa agresión se comete contra una mujer. Ese discurso no protege a las mujeres sino a los hombres que se meten con nosotras porque no se atreven con los hombres. Me resisto a darles esa ventaja a quienes hacen algo tan innoble como burlarse de las mujeres y me niego a pensar que pegar a un matón no sea un acto de nobleza. Lo haga quien lo haga.

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