Ya llevo tres columnas seguidas sobre «lo trans», no por gusto, que también, sino por disgusto. La transmisoginia está de rabiosa actualidad. Hace poco, las fuerzas reaccionarias comprobaron en su guerra cultural repatriarcalizadora que las maricas y las bolleras habíamos alcanzado, a su pesar, cierto privilegio de existir. Y emprendieron una nueva cruzada señalando a las que estaban más abajo en la pirámide de la aceptabilidad sexual. De pronto las mujeres trans son las enemigas de las mujeres: un desatino. Porque claro, el problema de las que nacimos con coño en este jodido mundo son nuestras hermanas que no nacieron con uno, ¡no los machos, no el capitalismo, no el racismo! Da igual, lo suyo no es argumentar sino intoxicar.El archipoderoso y vil Elon Musk azuza, desde esa red que compró para repatriarcalizar (aún más) el mundo, la transfobia. Tiene una hija transexual que pasa de él, básicamente por ser un padre de mierda. Y él proclama: mi hijo ha muerto. ¡No me tiren de la lengua sobre la hija de Amelia Valcárcel, la supremacista feminista que salió del armario como facha pidiendo el voto para el PP!El ataque tránsfobo hacia la boxeadora argelina Imane Khelif está siendo demencial: lamería sus lágrimas de dolor y de victoria. Por cierto, Imane no es una mujer trans. Qué importa. También dicen que Kamala Harris transicionó, y que su risa es diabólica. No van solo a por las mujeres trans, señoras, van a domesticarnos a todas nosotras. Hay una jugadora de rugby llamada Ilona Maher, señalada como trans sin serlo, que dice entre lágrimas que se persigue a toda mujer que no sea «frágil, pequeña y dócil».Mientras tanto, nuestra portentosa rapera Furia me cuenta «que fantasía las cosas bonitas que están pasando entre ellas, como que las futbolistas de distintos equipos se admiren tanto que se pidan fotos unas a otras, o se besen las manos tipo pareja medieval. O que en un podio de tres negras maravillosas, las del segundo y tercer puesto se pongan agachadas para homenajear a la primera… En fin, fantasía de la buena”.
