Fermin Munarriz
Fermin Munarriz

Pasada de vueltas

Un fantasma recorre Nafarroa. Antes de que se iniciara oficialmente la campaña, la saliente Barcina ya sugirió la posibilidad de una «segunda vuelta» si no había mayorías claras, pero fue la aspirante María Chivite (PSN) la que más explícitamente apostó por unas segundas elecciones ante el riesgo de «chapuza» en la formación del gobierno. ¡Antes de que se celebren las primeras!

Puede parecer –y lo es– un disparate, pero no es gratuito, sino más bien fruto de sus bajas y paradójicas expectativas. Para empezar, no existen segundas vueltas al estilo de las rondas francesas, y ante la hipótesis extrema de que la reiterada falta de mayoría simple (más votos a favor que en contra en la investidura antes del 25 de agosto), el Amejoramiento prevé la convocatoria de nuevas elecciones. Y ello implica que volverían a concurrir de nuevo todos los partidos que lo desearan.

Pero significaría también que a esa situación se habría llegado como consecuencia de un fracaso en la configuración de un gobierno de cambio. Y es ahí, en realidad, a donde quiere llegar Chivite: sacudir el espantajo de la dificultad de generar el cambio entre fuerzas diferentes sin contar con el PSN, uno de los sostenedores históricos del régimen, al que los sondeos le auguran además un nuevo descalabro que podría arrojarle a la irrelevancia.

Tal vez Chivite está pensando también en otro factor. Unas nuevas elecciones se irían al otoño y podrían coincidir con las estatales, lo que les permitiría subirse a la ola de la campaña de comunicación del PSOE y con ello ampliar su proyección.

Pero para entonces, paradójicamente, el PSN ya habría tenido que impedir de manera activa (votando a favor de la derecha –una vez más– o en contra del cambio) el relevo a un nuevo tiempo. Y esa sería su acta de defunción definitiva. Sin más vueltas.

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