Aritz Intxusta
En Iruñea todo el mundo está tramando algo. El txupinazo volará antes de que nos demos cuenta. Unos elaboran la lista del almuerzo del 6. Otros preparan carretillas de cerveza y un piso franco al que poder subir y rellenar un par de katxis de cubata para aligerar un poco el drama para los bolsillos que son las fiestas de Iruñea. Otros hacen las primeras gestiones para ir el día tal a los toros. Y un sinfín de cosas, que incluyen renovar fajas y ropa blanca, comprar omeoprazol e ibuprofeno... Un jaleo de mil pares. Todo se hace aprisa con el corazón en un puño por las ganas, y por el miedo a que una resaca tamaño Godzilla te impida dar la talla.
Pero todo ese trajín es un grano de arena si lo comparamos con la montaña de trabajo que han sacado adelante los voluntarios de Gora Iruñea. Ellos han trabajado despacio, casi desde que se lloró el pobre de mí. Habían ultimado una carpa con unos conciertos como para caerse de culo. Un oasis de fiesta popular a precio popular frente a un San Fermín de Visa Oro y con más patrocinadores que el coche de Sebastian Vettel. Y todo para que el señor Polo (se apellida así, no es un apéndice de la VW) y el presidente de las juventudes de UPN echen por tierra todo ese trabajo. Por 5.000 perros euros y por odio a lo popular.
No sé si estoy de humor para cerrar con una frase ingerniosa este escrito. En el fondo, sólo quiero trasladar mi apoyo a toda esa gente que se lo ha currado tanto, antes de irme a por cerveza, comprar ropa blanca, organizar el calendario de okupas de casa, atar unas entradas para los toros y qué se yo qué. No podía hacerlo sin darle las gracias a Gora Iruñea.
Gora zuek!
Delenda est UPN
