Dabid Lazkanoiturburu
Dabid Lazkanoiturburu
Nazioartean espezializatutako erredaktorea

Alerta o maniobra: Marruecos o la yihad en el Sahara

El Frente Polisario tiene sobradas razones para desconfiar de la alerta emitida por el Gobierno español sobre el riesgo de un atentado yihadista inminente contra cooperantes en los campamentos de refugiados de Tinduf. La primera de ellas es la complicidad de la antigua metrópoli con Marruecos contra las ansias de soberanía del pueblo saharaui. 

También tiene razón el Polisario cuando destaca la coincidencia de la alerta con la visita a Madrid del ministro de Exteriores marroquí, Nasser Burita, quien fue recibido ayer en la Moncloa por el presidente español en funciones, Pedro Sánchez

Tampoco se puede pasar por alto que la alarma ha precedido a la llegada hoy mismo y en visita oficial del ministro español de Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska, a la capital de Argelia, país desde el que viajan los cooperantes a los campamentos y que les otorga los visados de autorización.

Ahora bien, dicho esto, la situación en el Sáhara y en el Sahel, donde esta misma semana han muerto en combate  en Mali 13 soldados franceses, no está para tomarse este tipo de alertas a la ligera y para zanjarlas sin más como maniobras para debilitar la cooperación estatal e internacional con el pueblo saharaui.

Cabría recordar que tres cooperantes –dos catalanes y una italiana- fueron secuestrados en octubre de 2011 y puestos en libertad tras un oportuno rescate por un grupo yihadista vinculado a Al Qaeda meses después en la ciudad de Gao, en el norte de Mali (Azawad tuareg).

El secuestro y su desenlace coincidió en el tiempo con una ofensiva yihadista que suplantó a la rebelión armada tuareg y llegó a estar a punto de tomar al asalto la capital de Mali, Bamako.

La actual ofensiva yihadista en el Sahel parece calcada a aquella, pero con la diferencia de que no se limita a Mali sino que se extiende a Burkina Fasso y a Níger.

Tampoco conviene pasar por alto el constante goteo en los últimos años de jóvenes saharauis de los campoamentos para enrolarse en grupos yihadistas e incluso para viajar al hoy extinto califato del Estado Islámico (ISIS) en Irak y en Siria. Y que el líder de la sucursal del ISIS en el Gran Sahara es Adnan Abu Walid Saharaui.

La desazón y falta de futuro en los campamentos, con un conflicto político bloqueado que les condena a vivir y morir en el desierto, está detrás del tirón que tiene el yihadismo entre algunos de esos jóvenes.

En este sentido, y sin descartar que países vecinos pueden estar siguiendo el juego a Marruecos dando por buenas alertas «antiterroristas» para obstaculizar la solidaridad con el pueblo saharaui, cabría destacar que Rabat no es el único que tiene esa estrategia.

Al yihadismo le interesa sobre manera que esa desazón se convierta en un abandono total a su suerte a los saharauis, con la esperanza de que eso les echaría a los brazos de Al Qaeda, ISIS o cualesquiera de los muchos grupos que operan en la zona. Un atentado en los campamentos sería para ellos el mejor (por peor) escenario.

Ojalá me equivoque y estemos ante una maniobra marroquí de distracción. Nunca me alegraría tanto darle la razón el Frente Polisario.

 

 

z.

 

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