Txoli Mateos
Txoli Mateos
Soziologoa

Escuela laica

Una cosa es que ninguna doctrina religiosa forme parte del currículum ni de la evaluación del alumnado, y otra muy distinta es desconocer la importancia que han tenido –y tienen– las religiones

Los sistemas educativos occidentales son el resultado de la lucha entre las Iglesias y los Estados por el monopolio de la educación. El Estado francés, ya en 1882, afirmó la laicidad de la escuela pública mientras que en España, salvo en la II República, no se ha podido hablar de «escuela pública laica» en toda su plenitud.

Al hilo del documento base de una futura ley de educación para la CAV, el significado de «escuela laica» ha generado poca discusión. Sospecho que esto se debe no tanto a la conformidad con el texto pactado como a un consenso implícito sobre la religión en la escuela pública: no debe aparecer y punto. En mi opinión, esta idea merece alguna que otra matización, si no queremos caer en un simplismo problemático.

Una cosa es que ninguna doctrina religiosa forme parte del currículum ni de la evaluación del alumnado, y otra muy distinta es desconocer la importancia que han tenido –y tienen– las religiones. La música, la arquitectura, la pintura, la literatura y la filosofía de Occidente carecen de sentido sin enmarcarlas en su contexto religioso. En la universidad hay estudiantes que, por ejemplo, no saben distinguir el protestantismo del catolicismo. No entienden por qué fue la Biblia de Joanes Leizarraga la primera en escribirse en euskara. ¡Pero tampoco comprenden los chistes de la famosa serie “Lucifer” de Netflix!

La religión, además, es una seña de identidad fundamental para algunos grupos humanos y, como tal, merece respeto; lo mismo que otros aspectos identitarios. Por eso se tiene en cuenta en los comedores del sistema educativo al alumnado musulmán. En la sociedad vasca, cada vez más multicultural, nos tendremos que ir acostumbrando a debatir sobre cuestiones que afectan a las creencias religiosas de algunos colectivos y puede que no resulte fácil. De hecho, en algunos países europeos, un laicismo exacerbado se ha convertido en el mayor obstáculo para la convivencia entre culturas y la cohesión de la ciudadanía.

Una escuela laica no debería fomentar ni la ignorancia ni la intolerancia frente a las creencias religiosas.

Search