Txoli Mateos
Txoli Mateos
Soziologoa

Pasado y futuro

Formalmente, Israel es una democracia; existen elecciones y hay división de poderes. Pero no se respetan las libertades básicas

No estamos de acuerdo en lo que ha pasado; vamos a ponernos de acuerdo en lo que tiene que pasar». Son palabras del Foro Social, realistas pero esperanzadoras, aunque otorgar el peso debido al pasado y al futuro  no es tarea fácil. ¿Hasta dónde se debe llevar el esclarecimiento del pasado de forma que no impida la construcción del futuro? Es un tema clave en la resolución de los conflictos políticos.

Hace cincuenta años que el recientemente fallecido Tom Nairn, estudioso escocés del nacionalismo, planteó que había que mirar al futuro y no al pasado: la única salida al conflicto árabe-israelí era la creación de dos Estados independientes, Israel y Palestina. La izquierda internacional negaba el reconocimiento al Estado de Israel, que se había creado en 1948, en gran medida, expulsando y expoliando a la comunidad árabe. Pues ahora mismo, incluso la autonomía lograda en Gaza y Cisjordania parece peligrar y el presente es cada vez más intolerable.

La serie “La lección” (Filmin), que narra el fracaso de un profesor israelí progresista al intentar promover entre su alumnado la cultura del diálogo, es un buen ejemplo de la degeneración de la democracia en ese país. Formalmente, Israel es una democracia; existen elecciones y hay división de poderes. Pero no se respetan las libertades básicas. El gobierno israelí utiliza métodos que no solo conculcan los derechos humanos –manteniendo en la cárcel sine die a presos palestinos pendientes de juicio, por ejemplo– sino que son del más puro estilo mafioso: atacan a los familiares de los supuestos participantes en atentados, destruyendo sus casas y sus pertenencias. Y ahora pretenden privarlos de su ciudadanía y deportarlos a Cisjordania.

Dicen que anclarse en el pasado supone renunciar al futuro. El pasado del pueblo judío es utilizado perversamente por el Estado de Israel para legitimar ante sus ciudadanos y ante el mundo un funcionamiento escandaloso.
Y la consecuencia es que cuesta imaginar un futuro para Palestina.

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