Carlos López Izquierdo (EFE)

Sauvage, Nobel de Química 2016, en Euskal Herria: «El futuro se llama hidrógeno»

El investigador francés Jean-Pierre Sauvage, premio Nobel de Química 2016, lo tiene claro: El reemplazo de las energías fósiles llegará del empleo de la luz solar para separar el oxígeno y el nitrógeno del agua y lograr así un combustible no contaminante.

Químico francés, Jean Pierre Sauvage.
Químico francés, Jean Pierre Sauvage. (AFP)

«Cuando se quema hidrógeno no se produce CO2, sólo creas agua. El hidrógeno es el combustible ideal», ha aclarado Jean-Pierre Sauvage, premio Nobel de Química 2016, en una entrevista concedida a EFE durante una de las sesiones del festival de divulgación científica Passion for Knowledge (P4K) que en su quinta edición reúne esta semana en Donostia y Bilbo a 16 prestigiosos investigadores internacionales, ocho de ellos galardonados con el Premio Nobel.

El principal problema para obtener hidrógeno a partir del agua, según explica Sauvage, radica en que se trata de una reacción «muy difícil», en la que es preciso invertir «mucha energía» y que ya ha sido investigada por «miles» de científicos desde los años 60 y 70 con unos avances que están resultando «muy lentos».

Aunque en la actualidad este proceso sigue siendo muy caro en términos energéticos, en el horizonte comienza a vislumbrarse la forma de abaratarlo mediante fuentes renovables.

El sol, la mejor opción

Llegado el momento, el Nobel francés considera que el sol será la mejor opción. «Si solamente consiguiéramos aprovechar una parte entre 10.000 de la energía solar que llega a la tierra, ya lo tendríamos, sería más que suficiente», sostiene optimista.

En la actualidad existen dos vías principales de trabajo en este ámbito. La primera, «puramente molecular», está basada en la fotosíntesis natural e intenta «mimetizar el proceso que sucede en las plantas», aclara.

Un campo en el que Sauvage trabaja, aún con «resultados insuficientes», pero con la confianza de que «algún día» permitirá conseguir «instrumentos comerciales» a partir de esta línea de investigación.

No oculta no obstante que, mientras tanto, la segunda vía, que utiliza «instrumentos semiconductores y elementos fotovoltaicos» en el proceso, podría resultar aún «más exitosa».

El coche eléctrico

A pesar de su apuesta decidida por el hidrógeno, el científico galo no ve, por otra parte, contradicción alguna con el impulso actual a los coches eléctricos, porque entiende que en el futuro también existirán «instrumentos fotovoltaicos muy eficientes» que permitirán aprovechar la energía del sol en estos automóviles.

Una ecuación de la que sin embargo descarta las baterías que, si bien son «muy útiles» en la actualidad, a su juicio, «no pueden ser el futuro». «Es algo así como lo que sucede con las centrales nucleares, que hoy por hoy producen muchísima energía que necesitamos pero que tampoco son el futuro a pesar de que por el momento sean enormemente útiles», ejemplifica.

El cambio climático es otra de las cuestiones que preocupa a Sauvage. Un fenómeno que, como señala, «es totalmente obvio que existe» y que «nadie» puede discutir. «Tampoco Donald Trump puede hacerlo», recalca, al tiempo que reconoce que se trata de un problema de "muy difícil" solución.

Comportamiento personal

«Los políticos deberían insistir en una cosa que no hacen, como es el comportamiento personal de los individuos» donde, a su juicio, se encuentra realmente «la clave». «Es importante trabajar en grandes proyectos energéticos, pero es igual de importante hacerlos en la actitud personal de los individuos y en cómo se comportan ante el uso de la energía», añade.

«No compres coches grandes que consumen diez litros de combustible. Estos vehículos de gran consumo deberían ser penalizados muy fuertemente con mayores impuestos. Mucha gente está malgastando demasiada energía», resume.

Cambio climático

«El comportamiento personal es lo más importante contra el cambio climático y no estamos incidiendo en ello», insiste el Nobel galo, quien incide asimismo en la importancia de «cosas tan sencillas como clasificar la basura» que se produce en los hogares.

Sauvage, que también ha investigado el desarrollo de nanorrobots e ideó junto a su equipo el primer músculo molecular, no elude tampoco hablar de asuntos «delicados», como la eventual posibilidad de crear vida artificial en un laboratorio o el uso perverso de la inteligencia artificial.

Cuestiones ante las que no ve motivo de alarma porque, a su entender, los humanos estamos aún «muy, muy lejos de la vida artificial».

Vida artificial

«Producir un organismo vivo artificial está fuera de nuestro alcance ahora mismo. Podemos modificar organismos vivos, cambiarles el ADN, modificar su genética, pero esto está muy lejos de crearla», recalca.

Recuerda también que, aunque la inteligencia artificial está tomando una dimensión hasta ahora desconocida, lo cierto es que se trata de «algo muy antiguo que existe desde hace 30 años por lo menos».

«Hay bases de datos tan grandes que es incluso difícil imaginar su dimensión y esto es lo que crea este efecto tan sorprendente en la gente. Pero los principios estaban aquí ya, la diferencia es en la enorme cantidad y la dimensión de los datos que puede procesar», comenta.

En cualquier caso no cree que «deberíamos estar preocupados por este fenómeno, porque la clave radica en los bancos de datos, que están alimentados por personas y todo dependerá por lo tanto de los datos que se incluyan en ellos». Una actividad para la que no descarta tampoco la necesidad de introducir algunas reglas éticas, «sobre todo cuando se trate de asuntos relacionados con seres vivos».