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Interview
Abel Tomás, Vera Martínez, Cristina Cordero y Arnau Tomás
Cuarteto Casals

«Hay una línea que une los cuartetos de Haydn, Beethoven y Shostakovich»

Tras ganar los concursos internacionales de Londres (2000) y Brahms-Hamburgo (2002), el Cuarteto Casals, fundado en 1997 en Madrid, ofrece conciertos regularmente en salas tan prestigiosas como el Carnegie Hall de Nueva York, Philharmonie de Berlín, Musikverein de Viena o Suntory Hall de Tokio.

Integrantes del Cuarteto Casals. (Pablo Rodrigo Estudio | MUSIKA HAMABOSTALDIA)

Tras 14 años de ausencia, el Cuarteto Casals regresa esta tarde al Ciclo de Música de Cámara de la Quincena Musical. Su actuación, a las 20.30 en el claustro del Museo San Telmo, girará en torno a tres obras fundamentales del repertorio del cuarteto de cuerdas, compuestas por Joseph Haydn, Ludwig van Beethoven y Dmitri Shostakovich.

La última vez que visitaron la Quincena Musical fue en 2011. ¿Cómo es que se ha demorado tanto su nueva visita al festival?

Ha sido simplemente porque tenemos la costumbre de tomarnos vacaciones en agosto. La mayoría de los veranos cerramos la temporada en el Festival de Vilabertran, que suele ser nuestro punto final. Este año, en cambio, nos ha tocado trabajar en agosto y echábamos mucho de menos Donostia, así que estamos encantados de volver.

Van a presentar a tres compositores fundamentales de la historia del cuarteto de cuerda: el creador del género, Haydn, el compositor que lo llevó a su apogeo, Beethoven, y su mayor valedor en el siglo XX, Shostakovich. ¿Cómo han diseñado el programa?

Han confluido varias cuestiones. En primer lugar, nos gusta que los programas tengan variedad, y en el mundo del cuarteto de cuerda estos tres compositores son pilares de distintas épocas. Además, se dan conexiones interesantes entre ellos. Por ejemplo, la fuga, tan presente en Beethoven, es también un recurso muy familiar para Shostakovich. Hay una línea que une a Haydn, Beethoven y Shostakovich, y eso nos permite construir un programa diverso y con profundidad histórica.

«Hay una línea que une a Haydn, Beethoven y Shostakovich, y eso nos permite construir un programa diverso y con profundidad histórica»

De Haydn han escogido el ‘Cuarteto op. 76 n.º 5’. ¿Por qué este, precisamente, entre los 45 que escribió?

Hasta ahora habíamos trabajado intensamente los seis cuartetos del opus 20 de Haydn, con la idea de completar el ciclo y grabarlos algún día. Pero después de rodar ese ciclo, queríamos abrir una nueva etapa con los seis cuartetos del opus 76. Conocemos muy bien los tres primeros, pero el ‘Cuarteto n.º 5’, en cambio, es menos tocado y más novedoso para nosotros, y tiene una peculiaridad muy especial: el segundo movimiento, un tiempo lento escrito en la rara tonalidad de fa sostenido mayor, es de una belleza muy singular.

De Beethoven, van a interpretar uno de sus últimos cuartetos. ¿Por qué han elegido el ‘Cuarteto op. 130’?

Hemos trabajado la integral de cuartetos de Beethoven y los tenemos todos en repertorio. El op. 130 nos parece especialmente interesante porque la ‘Gran fuga’ que contiene establece un puente con el ‘Arte de la fuga’ de Bach, que hemos tocado mucho recientemente.

Se habla mucho de la complejidad, e incluso de la abstracción de estos cuartetos finales de Beethoven. ¿Ustedes, como intérpretes, también lo perciben así?

Beethoven siempre es complejo. Entrar en su lenguaje es como adentrarse en un universo muy propio. Es como un buen libro: lo lees una y otra vez y siempre descubres cosas nuevas. Los últimos cuartetos son obras impresionantemente ricas, con una escritura muy ecléctica. Los materiales se intercalan con gran rapidez, lo que puede generar una sensación de caos en el oyente. Pero cuando lo estudias, todo cobra sentido; y al escucharlos repetidas veces, se disfrutan cada vez más.

Beethoven dio varias vueltas a este cuarteto, con la legendaria ‘Gran fuga’ entrando y saliendo de la estructura de movimientos. ¿Qué versión van a tocar ustedes?

Es cierto que se ha debatido mucho sobre esto, y con razón. Todo el cuarteto es formalmente rompedor. El movimiento ‘Alla Tedesca’, la ‘Cavatina’... suponen innovaciones muy significativas en el lenguaje de Beethoven. El hecho de haber escrito la ‘Gran fuga’ demuestra que estaba a la vanguardia de su tiempo, y casi del nuestro. Aunque luego la sustituyó por otro movimiento que es también muy interesante, nosotros hemos decidido incluirla porque es una fragmento musical que rompió barreras.

«El ‘Cuarteto n.º 8’ de Shostakovich es la obra que más hemos tocado en nuestras vidas, y creemos firmemente que es una obra maestra»

Por último, Shostakovich. ¿Sería justo decir que fue el compositor de cuartetos más importante del siglo XX?

Es sin duda uno de los pilares del cuarteto en el siglo XX. Decir que es el más importante... no podemos olvidarnos tampoco de Bartók, Ligeti o Kurtág. Pero Shostakovich es uno de los grandes. Además, su historia vital se asemeja a la que se pudo experimentar en España durante la dictadura, por eso sentimos una conexión muy directa con su música, y entre esta y el mundo contemporáneo.

Están embarcados en un proyecto discográfico con la integral de cuartetos de Shostakovich. ¿Por qué decidieron internarse en un proyecto tan grande, y qué aporta su versión a un corpus que ya ha sido grabado tantas veces?

El de Shostakovich es un lenguaje que sentimos muy afín desde que éramos estudiantes. Nuestra visión es difícil de definir desde dentro, pero incorporamos elementos de Bach, como el contrapunto y los corales, también la espiritualidad ortodoxa, la historia política y el miedo que vivió el propio compositor, tratando de componer de una forma que no fuera denunciada por las autoridades soviéticas con su imposición del realismo socialista. Intentamos transmitir todo eso pero al mismo tiempo haciendo nuestra la música, sin caer en una lectura demasiado literal o encorsetada.

Van a tocar el ‘Cuarteto n.º 8’, que es el más popular de los quince que compuso. ¿Por qué creen que es el que más éxito ha cosechado?

Por un lado, es el más biográfico, con las siglas de Shostakovich incrustadas en la partitura. Pero además, está muy bien compuesto, tiene un ritmo interno muy claro y es muy agradecido para el intérprete. Es la obra que más hemos tocado en nuestras vidas, y creemos firmemente que es una obra maestra. Además, es una partitura que evoluciona mucho al tocarla en concierto. Tiene una energía muy especial que entra en juego con el público, y eso hace que durante la interpretación nos surjan cosas que no habíamos previsto durante los ensayos. El ‘Cuarteto n.º 8’ es como una pizza: la base de nuestra versión es la misma desde que lo tocamos por primera vez en 1997, pero los ingredientes van cambiando ligeramente.