Con la entrada en vigor del Reglamento 2024/1781 del Parlamento y Consejo europeos, se instaura un nuevo marco para el establecimiento de requisitos sobre el diseño ecológico aplicable a todas las categorías de bienes físicos que se introduzcan en el Mercado de la Unión Europea. Con este reglamento se deroga la anterior directiva que solo abarcaba bienes relacionados con la energía, mejorando de forma significativa la circularidad, la eficiencia energética y los aspectos relativos a la sostenibilidad medioambiental de productos que se introducen en la UE.

Para que los productos se consideren sostenibles, no solo deberán ser eficientes y utilizar menos energía, deberán tener también una mayor durabilidad y repararse fácilmente. Será necesario que las piezas y componentes se desmonten con facilidad y puedan utilizarse de nuevo, o que las sustancias con las que estén fabricados sean menos “preocupantes”. Igualmente, se diseñarán de tal forma que su reciclaje pueda hacerse de forma sencilla y que, para su fabricación, se usen más materiales reciclados. Reducir la huella de carbono y medioambiental a lo largo de todo su ciclo de vida será también otro requisito que tendrán que cumplir para ser considerados sostenibles.

Estas medidas persiguen la protección del medioambiente sensibilizando a empresas y personas consumidoras sobre la necesidad de reducir el gasto energético, e incorpora también nuevas normas con las que se prohíbe la destrucción de excedentes no vendidos de productos textiles y calzado. Nuevos tiempos y nuevas directrices, tanto para las empresas como para nosotros como personas consumidoras. Cuesta reducir el tren de vida que gastamos en occidente las tres cuartas partes de sus habitantes. Y es que, por mucho que nos alarmen las cifras, seguiremos sin salir de nuestra zona de confort.