GOTZON URIBE
MUSICA

Flo Morrisey

Son muchas las jóvenes que cada año salen de Londres para acudir en peregrinación al festival de verano de Glastonbury ataviadas con flores en la cabeza y guitarras acústicas que les acompañarán en su viaje. No sería de extrañar que Flo Morrisey haya sido parte de esas cuadrillas de chicas que cada verano acuden a la cita musical más importante de Inglaterra. Criada en el londinense barrio de Notting Hill junto a otros nueve hijos, es una jovencita veinteañera que ha logrado encontrar su voz; una muy clara y hermosa. Con ella se las arregla para conjurar y llenar sus canciones de una especie de bonita y frágil tristeza capaz de cautivar al oyente a la primera escucha.

Combina los tonos cadenciosos de su manera de cantar con el sonido basado principalmente en la guitarra acústica y en la suave luz que aporta un piano. Sin rozar lo épico, Morrisey consigue transportar al oyente a décadas pasadas, creando imágenes que evocan una época que ya no existe. Entre sus influencias, ha citado más de una vez a Devendra Banhart y Nick Drake como claves en su más tierna infancia. Pero un elemento de gran magnetismo que recorre el disco es la cercanía generacional que tiene a la hora componer con otra artista como Lana del Rey. De la misma manera que también encontramos similitudes con una joven Kate Bush o con la neoyorquina Sharon Van Etten, Morrisey ejercita con su voz una profundidad emocional y un desarrollo musical que asombran teniendo en cuenta su corta edad. El álbum está cargado de un idealismo cálido, algo suave, pintoresco y terrenal que lo hace accesible para entrar y salir de él cuando uno lo considere oportuno.

“Pages of Gold” es el mejor ejemplo que demuestra la habilidad para el canto de Morrisey, una pieza que mezcla una cadencia débil respaldada de un denso bajo y con una guitarra eléctrica que acompaña con suavidad el conjunto, junto a algunas armonías realmente encantadoras, como si Jeff Buckley estuviera haciendo un dueto con Joanna Newson. O la canción que cierra el disco y le da nombre, llena de texturas que juegan con violonchelos y campanas. Una artista sincera con una imaginación soñadora y un canto angelical.

Es muy importante resaltar la producción de ambiente cinematográfico llevada a cabo en Los Ángeles por Noah Georgeson, siendo su mano la que eleva el disco. “Betrayed” suena a canción perfecta para James Bond, “I Only Like Him Not His Hat” podría ser un “Moon River” moderno e “If You Can’t Love This All Goes Away” es un drama de Broadway con su tintineante piano.

La recién cumplida veinteañera dejó la escuela con 17 años para seguir su carrera musical y ha protagonizado un interesante debut que alcanza una cierta singularidad en el sonido, que nos permite reflexionar sobre el hecho de lo que nos puede deparar el mañana.

 

CD AIPAGARRIA

Ludovico Einaudi

“Elements” • Decca, 2015 •&flexSpace;Instrumental

Tan hermosa y conmovedora como cabría esperar de una obra suya, Enaudi es uno de los mejores talentos clásicos de esta generación. Su capacidad para crear narraciones musicales complejas y emotivas es un don. Tan minimalista como expansivo, su piano Steinway es el gran valedor para demostrarnos la capacidad para escribir piezas desgarradoras. “Elements” se grabó en su estudio de la campiña italiana y está inspirado en el mundo que le rodea: elementos de la naturaleza (tierra, agua, aire y fuego), así como las líneas de la hierba y las colinas, los elementos matemáticos y científicos –la geometría de Euclides–, las formas musicales y las obras de arte, incluidas las de Paul Klee y Gustav Klimt. Él mismo creó la portada del álbum, una elaboración de una variedad de diferentes símbolos e ilustraciones que se combinan entre sí.