BERTA GARCIA
CONSUMO

Lotería

C ompras navideñas es el titular clásico desde que el consumismo se desarrolló hace décadas. Los contenidos han ido variando según las épocas y las circunstancias del momento, aunque con un común denominador: ahorro, previsión de compras, pedir facturas y un largo rosario de recomendaciones.

Los recordatorios están bien, porque enero viene con las rebajas, como Patxi, y su cuesta es muy empinada y con dolorosas cuentas del banco que se olvidan cuando tiramos de tarjeta Visa u otras. Lo que seguro no vendrán son los cargos por compra de lotería de Navidad. No, porque esos décimos o billetes se compran a tocateja.

Es lo que tiene la Navidad, que, junto a las esperadas celebraciones familiares o con amistades, el Estado también espera los “aguinaldos” de la lotería y siempre le toca, porque solo destina a premios el 70% de lo recaudado. Casi nada lo del ojo, porque echando cálculos a la gruesa, imagine una recaudación bruta de cuatro mil millones de euros; pues eso, se queda con mil doscientos millones sin trabajarlos.

A continuación, súmense los tributos a las haciendas, porque desde 2013, el Estado practica un gravamen del 20% sobre los premios superiores a los 2.500 euros. Vamos, que si uno suspiraba porque le tocara un pellizco importante, pues va a ser que ya no, que se conforma con no llegar a esa cifra para no pagar a Hacienda. ¡Ay, amigo!, pues mala inversión hace, porque como no practique la magia potagia, difícil lo tiene con un solo billete y muy repartido entre la familia.

Lo cierto es que tentamos a la suerte cada Navidad movidos como un resorte por los anuncios, bien lacrimógenos o muy desafiantes porque no nos arriesgamos a soñar. Pero hay un refrán muy gráfico sobre aquello de pájaro en mano y ciento volando, así que esos más de setenta euros que para Navidad gasta cada vasquito en lotería, mejor será emplearlos en “regalarnos” una cesta, que de esa no come el Estado. Haga cuentas: setenta míos, setenta de mi madre y de la parienta.... Oiga, que queda redonda la mesa bien surtida.