XANDRA ROMERO
SALUD

Decálogo para lograr el «yo más sano»

Existen muchas personas que tienden a moverse en los extremos, también en lo relativo a la alimentación. Algunas de estas personas creen que para seguir una alimentación saludable, tienen que hacer grandes esfuerzos y cambios, como, por ejemplo, eliminar todas las mal llamadas «tentaciones» o comer sin aceite, todo cocido o a la plancha y siempre el mismo tipo de alimentos, es decir, lo que muchos entienden por «comer limpio». Como estas conductas tan extremas no se pueden soportar durante largas temporadas, acaban hartándose y volviendo a los malos hábitos de antes.

De este modo, el metabolismo se vuelve “loco” y acaba perdiendo su flexibilidad o, en otras palabras, su capacidad para utilizar y reservar los distintos tipos de combustibles (grasas e hidratos de carbono) de forma adecuada. Con los años, el resultado es una composición corporal alterada, caracterizada por una gran acumulación de masa grasa y un déficit o valores subóptimos de masa muscular, además de una mayor dificultad para bajar de peso.

Así es como comer limpio y posteriormente muy sucio (?) se convierte en una mala opción para lograr bajar de peso. Es más, son habitualmente este tipo de conductas las que en personas con un sobrepeso u obesidad previa, pueden acabar por asociarse a un trastorno de la conducta alimentaria (TCA), ya que, como advierten los expertos, si antes hablábamos de un 13% o 14% de pacientes con TCA que tienen o han tenido obesidad a lo largo de su vida, hoy hablamos de un 40%-45%.

Si quieres empezar a hacer cambios para lograr ser más saludable, no seas extremo e incluye alguno de estos diez cambios en tu alimentación. Así estarás conociendo tu «yo más sano».

1. Incluye una fruta entera en el desayuno. Si ya comes fruta, incluye otra más en el almuerzo o merienda.

2. Si tomas azúcar, reduce la mitad de la cantidad cada vez. Si tomas edulcorante, haz lo propio.

3. Incluye una ración de verdura cruda, es decir, en forma de ensalada en algún momento del día. No hace falta que sea la típica de lechuga, tomate y cebolla. Puedes incluso incluir alguna como guarnición de segundos platos (tomate, pepino, espárragos, lechuga, etcétera).

4. Si tomas pan, empieza a comprarlo integral, pero integral de verdad. Si no comes pan, sustituye el arroz o la pasta por su versión integral.

5. Añade un puñadito de frutos secos en alguna comida. Eso sí, evita los que estén fritos o tostados, con sal o azucarados.

6. Si no sueles comer legumbres todas las semanas, pon un fijo de una vez por semana. Si ya comes legumbres una vez, añade un segundo día. Eso sí, cocínalas con verduras en vez de chorizo o similar.

7. Si tus guarniciones suelen ser patatas fritas, sustitúyelas por verduras y hortalizas ya sean en conserva, como alcachofas o pimientos rojos, así como menestra o setas congeladas.

8. Si te cuesta comer pescado, prueba con las latas de sardinas, anchoas, etcétera.

9. En el desayuno, elige pan o cereales de calidad (versión integral y sin azucarar).

10. Realiza una lista de la compra compuesta por comida real (alimentos que no necesitan ser etiquetados).

Mi consejo: Incorpora cada mes dos de estos cambios y ¡disfruta de tu «yo más saludable»!