XANDRA ROMERO
SALUD

Leyes versus obesidad infantil

La European Federation of the Associations of Dietitians (EFAD) ha hecho público recientemente que el Parlamento Europeo ha votado a favor de rechazar el borrador del proyecto de ley de la UE referente al procesado y etiquetado de alimentos para bebés a base de cereales. Una medida que habría permitido altas cantidades de azúcares en alimentos recomendados para su uso en bebés de cuatro meses.

Ahora la Comisión Europea tendrá que adecuar los reglamentos actuales con las recomendaciones sobre el consumo de azúcar de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Asamblea Mundial de la Salud (WHA) sobre el hecho de que los alimentos infantiles no se comercialicen para su uso antes de los seis meses de edad.

Esta es una gran noticia, ya que supone una oportunidad para garantizar que los alimentos infantiles sean menos dañinos y que estén etiquetados de acuerdo con las recomendaciones de la OMS.

Otra buena noticia, en la línea de la anterior, es la que el pasado noviembre nos llegaba desde Gran Bretaña, donde estaban a punto de mover ficha contra el lobby azucarero y de la publicidad de comida basura dada la alta prevalencia de obesidad en ese país. Unas cifras que, por cierto, están prácticamente a la par de las del Estado español.

Al parecer, el primer ministro, David Cameron, está intentando decidir si aprobar o no un aumento de los impuestos a ciertos alimentos con un perfil nutricional insano en base principalmente a su contenido en azúcar. También se ha preocupado de valorar la aprobación de una medida que limite la publicidad de la comida «basura» en determinado horario televisivo. Ahora está relegada en el infantil, pero se haría extensiva esta prohibición a todo el día, permitiéndola solo a partir de las 21.00 horas.

La propuesta de aumentar el impuesto a los alimentos azucarados en Gran Bretaña parte de un comité de salud que ha validado el trabajo coordinado de más de veinte organizaciones y colegios de medicina, en el que se apuesta por esta medida como una más dentro de una estrategia general para el control de la obesidad infantil.

Además de esta última medida y de la citada prohibición de la publicidad, se propone limitar la práctica del 2 x 1, el «rellena gratis», limitar el tamaño de las raciones de los establecimientos de comida rápida y de este tipo de productos (que no alimentos), controlar la presencia de determinados alimentos en las cajas de los supermercados y en las cabeceras de sus pasillos, etcétera.

A este respecto, destaca un estudio publicado el pasado 20 de enero en la revista “American Journal of Clinical Nutrition”, en el que se ha examinado la evidencia de una relación entre la exposición aguda a la publicidad de alimentos poco saludables y su consumo. El estudio concluye que, hasta la fecha, la evidencia muestra que la exposición aguda a la publicidad de alimentos aumenta su ingesta en los niños. Estos datos apoyan la acción política de salud pública de Gran Bretaña, que busca reducir la exposición de los niños a la publicidad de alimentos poco saludables.

Poco a poco parece que los políticos están dando pequeños pasitos para poner coto a esta enfermedad y sus principales culpables, aunque todavía sea en el país vecino.