Con la mirada puesta en los mejores discos de Curtis Mayfield, All Green, George Clinton o Prince, entre otros, se presenta Allen Stone. Letras cargadas de sentimientos honestos, instrumentos orgánicos y raíces gospel muestran a un artista con ganas de enseñar al mundo su gran valía.

En su tercer álbum de estudio, el artista de Seattle se encuentra totalmente convencido de sus virtudes y capaz de hacer música alegre alejándose de las convenciones más típicas del pop. El disco ha sido elaborado en colaboración con el compositor y cantante sueco de soul Magnus Tingsek. “Radius” captura la energía de la conexión creativa entre ambos.

El radio es esa línea que se extiende desde el centro del círculo hacia su exterior. En palabras de Stone, su nuevo álbum es un ejercicio de plasmación de infinidad de sentimientos que están a punto de salir desde el interior hacia fuera. Tanto si es amor, alegría o fustración acerca de los diferentes acontecimientos que suceden en la actualidad y que están alrededor nuestro cada día.

En 2010 y a los 22 años, autoeditó su primer disco, “Last To Speak”, pero fue la continuación de aquel trabajo lo que le valió su reconocimiento. El álbum “Allen Stone” le ayudó a entrar en el Top 5 de iTunes en la lista de R&B/Soul y fue un trabajo que le empujó a salir en los programas nocturnos de Conan O’Brian. Publicaciones como “The New York Times” hablaron maravillas de sus canciones, se asoció con la compañia ATO records y en dos años ofreció alrededor de 600 conciertos en una extenuante gira que le llevó por todos los rincones del planeta.

Stone comenzó a trabajar su voz desde niño y pasó mucho tiempo de su infancia en la iglesia viendo cantar a sus padres. Cuando cumplió 11 años, cogió una guitarra, escribió sus primeras canciones y comenzó a grabar cintas caseras para repartirlas entre sus compañeros de clase. Aunque Stone se matriculó en un colegio evangelista después de cursar sus estudios de secundaria, lo dejó para ir a Seattle y comenzar su carrera en la música. Tenía un Buick del 87 y su sueño era conducir por la costa oeste para tocar conciertos en cualquier sitio y difundir así su música.

Todo este tiempo invertido recorriendo escenarios de todo tipo ha sido un largo camino para preparar los muchos avances creativos que ha conseguido plasmar en sus composiciones. Para él, es muy importante tocar en directo, crecer como músico delante de la gente y progresar. «Ha habido veces en mi vida que los discos y la música han sido mi salvación y realmente me ayudaron a entender lo que soy. Me encantaría que mi música tenga ese tipo de impacto en un niño que está en busca de su propio lugar en esta vida. Porque creo que alguien que tiene la oportunidad de poder estar delante de un micrófono y poder decir algo es dueño de un privilegio. Algo que hay que cuidarlo y poner todo el empeño en el mensaje que estás enviando al mundo», señala.

CD AIPAGARRIA

Kiran Leonard

“Grapefruit” •Moshi Moshi, 2016

Hijo de un cantante de folk y hermano menor de una fan del jazz y el post-rock, Leonard demuestra con su nuevo trabajo que es un coleccionista musical. “Grapefruit” es un viaje instintivo en el que el oyente encuentra todo tipo de experiencias sonoras, momentos de belleza y expresionismo que recuerdan a Rufus Wainwright o Ed Hardcourt, otros en los que la influencia de Mars Volta o Shellac se cruza con la de Nick Cave cuando actúa con Grinderman, o cuando Miles Davis y Zappa asoman por una esquina. Un disco especial, con mayúsculas, de un compositor que acaba de salir de su adolescencia. Es asombrosa su capacidad para trazar canciones como las que aparecen aquí y transportar el rock como género a otra dimensión.