XANDRA ROMERO
SALUD

Lactancia materna: Antecedentes

Lo cierto es que existen muchas razones para asegurar que la lactancia materna es superior a cualquier otra forma de alimentación durante el primer o los primeros años de la vida, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria entre muchos otros organismos.

Por ser la forma natural y específica de la especie para alimentar a las crías no debieran requerirse pruebas científicas que la apoyasen pero, de todas las especies de mamíferos que producen una leche inmejorable para el crecimiento y desarrollo de sus hijos, la especie humana es la única que ha intentado cambiar o sustituir esta etapa.

Sin embargo y pese a todos los beneficios a nivel de salud tanto para el bebé como para la madre que lacta así como para la relación y el apego entre ambos, la historia de la lactancia materna muestra como, hoy por hoy, es una práctica minoritaria.

Actualmente, en el Estado español, solo el 28,5% de los bebés son amamantados de manera exclusiva hasta los seis meses. Una cifra un poco superior a la media europea, que asciende al 25%, pero que aun así son tasas que están muy lejos de acercarse a una situación idónea. En Euskal Herria la prevalencia de lactancia materna exclusiva es del 15,4% a los 6 meses de vida, según recoge un estudio incluido en la investigación INMA (Infancia y Medio Ambiente) de Gipuzkoa. En territorio vizcaino, concretamente en Gernika, la duración media de la lactancia materna durante los años 1984-2006, fue de 5,2 meses y el porcentaje de las que amamantaron hasta los 3-5,9 meses fue de 33,6%, según los resultados presentados en el trabajo de tesis doctoral del Dr. Xabier Txakartegi, pediatra de atención primaria en este municipio.

Atendiendo precisamente a la historia, ya en 1979 la OMS y UNICEF realizaron una reivindicación conjunta, cuyo primer punto “rezaba” que las prácticas inadecuadas en la alimentación del lactante y sus consecuencias son uno de los problemas mundiales más importantes y están convirtiéndose en un gran escollo en el desarrollo social y económico. Es decir, estas organizaciones ya advertían sobre el impacto económico del abandono de esta práctica. Algo que en la actualidad se mantiene, tal y como se recoge en la investigación publicada en 2015 en la revista “Public Health Nutrition”, que asume la situación de la lactancia materna como un elemento crítico para la salud pública, y no solo una cuestión de elección de estilo de vida.

Y ¿por qué repercute económicamente y en cuestiones de salud pública?

Porque entre los beneficios de la lactancia materna para la salud infantil se encuentra un menor riesgo de padecer infecciones gastrointestinales, otitis, asma, enfermedades respiratorias o el síndrome de la muerte súbita, también diabetes tipo 2 o enfermedades cardiovasculares, con lo que el número total de visitas a urgencias hospitalarias es significativamente menor en los lactados al pecho frente a los que no lo son. Lo que en su conjunto se traduce como un menor coste sanitario sustancialmente significativo. Por tanto, esto no es un asunto menor o un tema “de bebés y mamás”, sino algo que perjudica a la sociedad a otros niveles.