XANDRA ROMERO
SALUD

BLW y obesidad

Del Baby Led Weaning o BLW hemos dicho que se cree que disminuye el riesgo de obesidad. De hecho, este es uno de los puntos fuertes de esta nueva tendencia en alimentación infantil. Una ventaja propuesta por sus defensores es que puede fomentar una mejor autorregulación de energía, es decir, que el niño adquiere una mejor capacidad para ajustar la cantidad que consume de acuerdo con las necesidades fisiológicas.

Este enfoque resulta sumamente respetuoso ya que sigue el concepto de amamantamiento a “demanda”. Cuando los niños consumen desde el nacimiento leche materna a demanda aprenden a tener mejor control de cuándo y cuánto consumen. Sin embargo, cuando los alimentos complementarios se introducen utilizando el enfoque tradicional, los padres tienen más control y es probable que animen al niño a comer hasta que hayan consumido una cantidad de comida que ellos determinen adecuada, en lugar de lo que el niño considera que es suficiente.

Por el contrario, el BLW otorga al niño el control de la cantidad ingerida y se sugiere que esto puede mejorar la capacidad de respuesta a las señales de hambre y satisfacción interna, lo que lleva a una mejor autorregulación de la energía que es lo que parece estar asociado con un menor riesgo de obesidad.

A favor de no presionar al niño para que coma también se posicionó la Academia de Nutrición y Dietética en su documento de 2014 titulado “Nutrition Guidance for Healthy Children Ages 2 to 11 Years”, y publicado en la revista “Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics”.

Sin embargo, solo dos estudios se han centrado en investigar qué hay de cierto sobre la relación BLW y menor obesidad.

El primer estudio se publicó en 2011 en la revista “Maternal and Child Health Journal” y no encontró ninguna asociación entre el BLW y un menor peso del bebé a los 6 meses. Sin embargo, cuando se midieron un subconjunto de participantes a los 18-24 meses de edad, encontraron que los niños que habían seguido el BLW desde bebés tuvieron menor peso corporal medio que los que habían seguido un enfoque de alimentación tradicional “dirigida por los padres”. Además observaron como los bebés que habían seguido el BLW, según referían sus padres, eran más sensibles a la saciedad y menos sensibles a comer en respuesta a estímulos alimentarios independientes del hambre, en comparación con sus compañeros alimentados tradicionalmente.

Otro estudio de 2012 comprobó como existía un menor índice de masa corporal e incidencia de la obesidad en niños de 20-78 meses de edad que habían seguido BLW, en comparación con los que habían sido alimentados tradicionalmente.

Sin embargo, y aunque estos estudios iniciales son interesantes y sugieren que el BLW puede ayudar a hacer frente al problema de la obesidad, no es posible concluir que esta tendencia es responsable de las diferencias en el peso corporal o la auto-regulación de la energía, sobre todo porque los padres que siguen BLW han demostrado que difieren de los padres que siguen el método tradicional de alimentación complementaria en las características psicológicas y de crianza también conocidos por estar asociados con el peso corporal de los hijos.