MIKEL INSAUSTI
CINE

«Heidi»

U no de los estrenos veraniegos que nos espera en lo que a cine familiar se refiere es “Heidi”, que llega en su nueva versión centroeuropea. La novedad reside en que esta película de acción real presenta a unos personajes más asilvestrados, dentro de un tratamiento más naturalista del paisaje original de los Alpes suizos. Al igual que la novela de Johanna Spyri, publicada en 1880, las localizaciones están en el Cantón de los Grisones, cambiando únicamente Coira por un rodaje en Bergün y Rheinwald, con lo que la fidelidad ambiental está más que asegurada. Las caracterizaciones de la protagonista y de su amigo, el pastor de cabras Pedro, sorprenden por ser más realistas, correspondiendo ambos papeles a Anuk Steffen y Quirin Agrippi. Y para el público adulto, la mayor atracción es la presencia del veterano Bruno Ganz en el rol del abuelo, aquel entrañable ermitaño al que llamaban cariñosamente el Viejo de los Alpes.

El clásico literario de Johanna Spyri ha conocido ya infinidad de versiones, tanto en imagen real como en animación, unas más memorables que otras. En las películas dramatizadas con actrices infantiles sigue destacando la que se hizo en Hollywood en 1937, y que fue dirigida por Allan Dwan y protagonizada por la mítica Shirley Temple. Hubo que esperar hasta 1952 para conocer la respuesta europea, realizada por Luigi Comencini y con Elsbeth Sigmund en el papel de Heidi. Bastante seguido llegó “Un regalo para Heidi” (1958), en la que George Templeton dirigió a Sandy Descher; así como “Heidi” (1965) con Werner Jacobs dirigiendo a Eva Maria Singhammer. Pero en aquella época alcanzó más popularidad la Heidi televisiva de 1968, a cargo de Delbert Mann, y con Jennifer Edwards y Michael Redgrave, como Heidi y su abuelo. En 1974, la BBC hacía su versión estelarizada por Emma Blake. En 1978, se estrenaba “The New Adventures of Heidi”, recordada por la aparición de Burl Ives como el abuelo, emparejado con la pequeña Katy Kurtzman. La televisiva de 1993 contó con Jason Robards en ese mismo papel. Y la más reciente del 2005 con nada menos que Max Von Sydow, acompañado de Emma Bolger y Geraldine Chaplin.

En la animación ninguna versión ha alcanzado el éxito mundial de la serie televisiva de 1974 producida por Nippon Animation, y con el maestro japonés Isao Takahata al frente. En 1982, el estudio Hanna-Barbera lo intentó con “Heidi’s Song”, que contaba como actor de doblaje con Lorne Greene para poner la voz al abuelo. Y ya en el 2005 quién probó suerte fue Alan Simpson. Frente a los dibujos, que han contribuido a la edulcoración de los personajes de las montañas suizas, la nueva película pretende recuperar la fidelidad histórica al texto de Johanna Spyri, reflejando el mundo rural en que se crió la escritora de Hirzel.

Hay que tener en cuenta que el universo Heidi se acerca más en las mentes infantiles al cuento idealizado que a cualquier otra circunstancia identificable con la verdadera naturaleza, y culpa de ello la tiene la creación de parques temáticos de atracciones como el de Heidiland. El nuevo realizador encargado de traer a Heidi de vuelta a su fisonomía primitiva ha sido Alain Gsponer, quien ha confiado en la fotografía de Matthias Fleischer para conseguir dotar de su fuerza expresiva a unos lugares que conservan intacto todo el encanto salvaje de la alta montaña. No está de más recordar que el tema que trató Spyri fue el del dilema entre el modo de vida rural y el urbano, siempre desde la óptica del siglo XIX y del comienzo de la industrialización. La protagonista no se adaptaba a Frankfurt y, al igual que la autora, añoraba la libertad de los parajes alpinos. Pero al final se ganaba a su amiga Klara, aquí interpretada por Isabelle Ottman, y se la llevaba a su terreno, para disgusto de su institutriz Fräulen Rottenmeir, a la que incorpora Katharina Schüttler.