MIKEL INSAUSTI
CINE

«Dunkirk»

Todavía no he leído ningún análisis serio sobre las razones coyunturales que están motivando el nuevo auge del cine bélico, pero no cabe duda de que, tanto en Hollywood como en Europa, hay un creciente interés por las películas de la II Guerra Mundial, como si todos los conflictos posteriores que ha habido en el planeta no dieran para llenar las pantallas de cine. La Warner no ha facilitado datos sobre la inversión realizada con “Dunkirk”, pero se trata de una producción millonaria al servicio de un cineasta megalómano como Christopher Nolan, con lo que queda claro que la industria apuesta fuerte por el género en su vertiente más clásica. De hecho, “Dunkirk” no es más que el remake o la revisión a lo grande de la película británica homónima de 1958, realizada en blanco y negro por Leslie Norman con los medios de la época, y que contó con el protagonismo de John Mills y Richard Attenborough.

A pesar de que han transcurrido siete décadas desde el final de la guerra, la propaganda aliada sigue siendo la propaganda aliada, con lo que mucho me temo que el enfoque histórico sobre aquellos hechos no va a variar, por más que las investigaciones han demostrado en todo este tiempo transcurrido que el triunfalismo de los vencedores ha ocultado muchos crímenes de guerra propios, potenciando los del enemigo. A ese respecto “Dunkirk” va a ser más de lo mismo, puesto que, al fin y al cabo, Christopher Nolan es británico. Hoy en día se sabe ya que lo que Winston Churchill bautizó como el «milagro» de Dunkerque, no fue tal. Por eso en la sinopsis de la película se mantiene el concepto de «evacuación» de las tropas aliadas, cuando en realidad se trató de una retirada.

El cine vuelve a ensalzar la Operación Dinamo, que en prácticamente una semana, entre finales de mayo y principios de junio de 1940, logró la evacuación de algo más de 330.000 soldados. Pero lo cierto es que para la Wehrmatch Dunkerque siempre fue un objetivo secundario, y su mirada estaba puesta en el avance sobre París. Se nos vende que no solo se evacuó a las tropas británicas, sino también a las francesas y belgas, y que la población civil participó heroicamente en el traslado con sus embarcaciones de pesca, de recreo o de salvamento. Hasta que el último soldado británico estuvo a salvo, no se hizo lo propio con ningún francés o belga, que fueron dejados para el final, porque se les engañó y mandó resistir el ataque alemán. Los civiles apenas intervinieron ya tarde, y los ataques aéreos de la Luftwaffe se limitaron a las fechas del 29 de mayo y 1 de junio.

Es desde el punto de vista puramente fílmico dónde “Dunkirk” sí promete muchas cosas, a falta de rigor histórico. Sabida es la defensa a ultranza que Christopher Nolan está haciendo del uso del celuloide frente a la tecnología digital, por eso ha rodado con cámaras de 15/70 mm. IMAX y de Spuer Panavision en 65 mm. Podrá verse en salas IMAX, en las que se apreciará en toda su espectacularidad el realismo de los efectos ópticos, que prevalecen frente al recurso del CGI. Lo mismo sucede con las técnicas artesanales empleadas para las escenas de acción, ya que se han construido maquetas a la vieja usanza, además de contar con el concurso del armamento auténtico que se ha conservado, como el destructor de la época T-47 Maillé-Brézé, que intervino en la batalla naval sin ser hundido. El balance de pérdidas fue de seis destructores de la Royal Navy y tres de la armada francobelga.

En el reparto estelar encabezado por Tom Hardy, Cillian Murphy, Mark Rylance, Kenneth Branagh y James D’Arcy se ha incluido al cantante para fans adolescentes Harry Styles, del grupo One Direction, que representa a los jóvenes combatientes británicos de la II G.M. La banda sonora es una vez más obra del alemán Hans Zimmer, y de la fotografía se ocupa Hoyte Von Hoytema.