BERTA GARCIA
CONSUMO

Impuestos alimentarios

Una alimentación insana es la primera causa de enfermedades y de la pérdida de calidad de vida en el mundo. La evidencia científica es «incuestionable» y así lo señalan los expertos. Es cierto, diariamente miles de personas mueren en distintos lugares del planeta por causas relacionadas con la alimentación: malnutrición, falta de higiene de los alimentos, aguas contaminadas... y, lo que es peor, carencia de comida.

Pero esas no son las cuestiones que se debaten en las sesiones parlamentarias. Allí parece preocuparles más la cantidad abusiva de azúcar que se añade a bebidas, chuches, y bollería industrial. El debate sobre la comida sana o insana está sobre la mesa y viene con afán recaudatorio. Ante el aumento de obesidad y caries en edades tempranas y «la falta de medidas que demuestran los fabricantes», se recurre a gravar con impuestos el exceso de azúcar.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que «hay que luchar contra la prevalencia de caries, diabetes tipo 2 y obesidad, causadas por una alimentación insana debido al exceso de azúcar en los alimentos. Súbanse un 20% los impuestos (recomienda) sobre las bebidas azucaradas al objeto de reducir su consumo».

Como la industria alimentaria se ha demostrado poco cumplidora de las normativas, se ha optado por otra fórmula de penalización. Nada de sanciones a los fabricantes por incumplimiento, no vaya a ser que les lluevan demandas de ciudadanos con hijos afectados. La vía tributaria es más segura, y después que cada cual se responsabilice de lo que come, como de lo que fuma, pues para eso van las leyendas e ingredientes en paquetes, envoltorios y cajetillas.

Pero el incumplimiento es extensivo también a las Administraciones públicas. Lo dice la FAO, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura: «La seguridad alimentaria existe cuando todas las personas tienen acceso en todo momento (ya sea físico, social, y económico) a alimentos suficientes, seguros y nutritivos para cubrir sus necesidades nutricionales y las preferencias culturales para una vida sana y activa».