XANDRA ROMERO
SALUD

Eliminar el gluten, ¿una práctica inocua?

El gluten es una proteína que se encuentra en el trigo, el centeno y la cebada. En el pan y otros productos aporta elasticidad durante el proceso de horneado y textura. En los últimos años, sin un diagnóstico de celiaquía, alergia o sensibilidad al gluten, la costumbre antigluten se ha extendido como la pólvora. Nada nuevo si la entendemos como una moda dietética más. No obstante, y como ocurre con la mayoría de estas prácticas, no es inocua y aunque no percibamos el riesgo de forma inmediata, puede tener consecuencias a largo plazo. De modo que en el caso de que no seas celiaco, intolerante o sensible al gluten, eliminar esta proteína de tu dieta no es una opción.

Los datos procedentes de Estados Unidos indican que entre el 0,75 % y el 1% de la población es celiaca; sin embargo, en recientes encuestas queda patente que una de cada tres personas estaría dispuesta a eliminar el gluten de su dieta. De hecho, el último dato publicado al respecto es bastante impactante, ya que se calcula que el 30% de los adultos que viven en ese país de América han dejado o intentan dejar de consumir productos con gluten.

Sin embargo, ninguna evidencia experimental publicada hasta la fecha apoya la pérdida de peso con una dieta libre de gluten o sugiere que la población general se beneficiaría evitándolo. Otros justifican la eliminación de esta proteína en base a falsas ideas como que previene el cáncer, el Alzheimer o el autismo. Pero lo cierto es que no hay evidencias científicas que lo ratifiquen.

De hecho, lo que sí sabemos es que los alimentos sin gluten a menudo tienen menos fibra dietética y otros micronutrientes (como vitaminas y minerales), por lo que son menos nutritivos.

Entonces, ¿qué nos pasa? ¿De verdad creemos que culpar a un nutriente de todas las enfermedades actuales es real? ¿Lógico? Ya hemos hablado de que no lo es. Pero ahora se plantea otra cuestión, las consecuencias de eliminar el gluten sin razón alguna.

Esto puede conducir a desórdenes alimentarios y puede ocasionar que empiecen a manifestarse síntomas que antes no existían como, por ejemplo, la ansiedad por lo que se come y lo que no que puede producir los mismos síntomas que se le atribuyen a la sensibilidad al gluten. Además, ahora también según la Asociación Americana del Corazón, eliminarlo de la dieta puede aumentar el riesgo de sufrir diabetes tipo 2.

Y es que en un estudio observacional a largo plazo de la Asociación Americana del Corazón, donde se estudiaron 4,24 millones de personas durante los años que van de 1984-1990 a 2010, la mayoría de los participantes tenían una ingesta de gluten por debajo de 12 gramos al día. Dentro de este rango, aquellos que comieron más gluten tuvieron menor riesgo de diabetes tipo 2 durante más de veinte años de seguimiento. Los participantes en el estudio que consumieron menos gluten también tendían a comer menos fibra de cereal, un factor de protección para el desarrollo de este tipo de diabetes.

Los participantes con mayor consumo de gluten tenían un 13% menos de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en comparación con aquellos que comieron la cantidad diaria más baja (menos de 4 gr). De modo que eliminar un nutriente sin un motivo clínico no resulta inocuo y puede comprometer nuestra salud a medio largo plazo.