IÑIGO GARCÍA ODIAGA
ARQUITECTURA

Continuidad interpretada

El Museo Nacional Suizo es una de las últimas obras de arquitectura contemporánea finalizadas en Zúrich y ha sido renovado y ampliado por el estudio Christ & Gantenbein, equipo que resultó ganador del concurso internacional celebrado en 2002. La primera fase de la restauración y modernización del antiguo edificio se finalizó en 2009.

Desde su inauguración en 1898, el Museo Nacional Suizo no había sido sustancialmente renovado ni ampliado, hasta que en marzo de 1994 las instalaciones fueron parcialmente cerradas debido a graves problemas de seguridad con la estructura portante. Incluso después de una intervención de emergencia, partes del edificio permanecieron inaccesibles por motivos de seguridad. Desde la fundación del museo hace cien años, su ampliación había sido reclamada y planeada prácticamente cada década, pero nunca se había logrado el consenso o el impulso final que lo hiciese posible.

Finalmente, en 2002, se inició un concurso internacional para la renovación y ampliación del museo, en el que el proyecto ganador de Emanuel Christ y Christoph Gantenbein concilió el apoyo unánime del jurado y un fuerte aval institucional.

Tras completar en agosto de 2009 la primera fase de la renovación, el museo se volvió a abrir al público con una exposición permanente. Las obras de restauración fueron muy complejas, ya que abarcaron una gran cantidad de aspectos como la reforma de la estructura portante, el aumento de la protección contra terremotos, la instalación de prevención de incendios, la renovación de las instalaciones técnicas y la mejora de la envolvente exterior en materia de eficiencia energética. Algunos de los espacios interiores, que habían sido totalmente transformados a lo largo del tiempo perdiendo incluso su valor original, ahora han sido restaurados de nuevo a su estado inicial devolviéndoles la grandeza del pasado.

Los elementos de construcción artesanal originales del edificio fueron recuperados para no perder la calidad de los espacios interiores. Algunos de estos elementos como vigas, manillas o luminarias fueron creados con la ayuda de técnicas de diseño asistido por ordenador, para fabricarlos con maquinaria actual, generando una actuación que podría calificarse de reconstrucción creativa.

La reconstrucción de la planta sótano fue uno de los retos técnicamente más complejos por lo que requirió dos años de trabajo. Los techos de la planta baja fueron reforzados con una lámina curva de hormigón ejecutada desde abajo. Esto aumentó la capacidad estructural de carga y la protección contra terremotos, al mismo tiempo que garantizó las condiciones de protección contra incendios. Una galería abarrotada de conducciones suministra ahora agua, electricidad y calefacción a todo el bloque. La intervención más delicada fue la sustitución de las losas cerámicas arqueadas de la sala principal del museo, la antigua Ruhmeshalle. El techo antiguo muy deteriorado y lastrado desde el origen con material de escoria fue derribado cuidadosamente. La abrasión tenía que ser mínima para evitar daños en los frescos originales del gran salón. El antiguo diseño del techo fue luego transferido a un nuevo piso de hormigón, que coincide geométricamente con el techo original. Para mejorar la protección contra incendios, además de una nueva escalera de emergencia, se colocaron nuevas puertas cortafuegos de madera de roble. Para adecuarlas al contexto espacial e histórico se construyeron las cuatro puertas siguiendo el motivo decorativo original con una superficie engarzada por un patrón floral, una flor de cardo, que fue transmitida en un modelo 3D y luego transcrita por una fresadora de control numérico de última tecnología a los tableros ignífugos de roble tratado.

Para la nueva pieza de la ampliación la propuesta se planteaba el objetivo de añadir algo fresco, contemporáneo sin exagerar el contraste entre lo viejo y lo nuevo. Los muros de hormigón del nuevo edificio forman un puente que cierra el edificio en forma de U y propone un recorrido circular dentro del museo. Las nuevas salas albergarán exposiciones temporales dedicadas a la historia reciente de Suiza. La nueva construcción se suma a la instalación del museo existente, y permite así a los visitantes contemplar mediante ese recorrido circular que traspasa los edificios antiguos y nuevos, el conjunto de exposiciones permanentes y temporales construyendo en su memoria una imagen global de las colecciones del museo.

La nueva obra reconoce los temas arquitectónicos de los antiguos pabellones y los interpreta en una clave contemporánea, apoyándose en la yuxtaposición de las diferentes partes de los edificios, en el paisaje construido por las cubiertas y en la materialidad de las fachadas de piedra transformadas ahora en lienzos de hormigón crudo. La cubierta se convierte en un elemento expresivo, en un paisaje que se hace eco de la composición salvaje y libre de las cubiertas cerámicas inclinadas del edificio original. La ampliación establece además una relación con el parque circundante y enfatiza el eje de acceso al patio del museo. Así, el edificio se adapta a las circunstancias arquitectónicas locales y forma un todo en equilibrio al sumarse al conjunto respetando la memoria histórica y arquitectónica del viejo museo nacional suizo.