XANDRA ROMERO
SALUD

La cerveza como recuperador deportivo

Dentro del saber popular podemos encontrar muchísimas recomendaciones nutricionales que suelen pasar de generación en generación y perduran a lo largo del tiempo. Algunas son muy acertadas como, por ejemplo, esa costumbre tan de amamas de cocinar lentejas con arroz. El hecho de mezclar estas legumbres con un cereal como el arroz resulta en un plato completo que aporta, entre otros nutrientes, una proteína de calidad gracias a la combinación de ambos alimentos.

Sin embargo, hay otras –de hecho suelen ser la mayoría– que no son tan ciertas. Un ejemplo es el de la cerveza. La combinación de cerveza y pizza suele ser una recomendación muy común después de practicar algunos deportes y, de hecho, es una propuesta habitual por parte de algunos entrenadores, no todos. Evidentemente, resulta más que tentador.

En concreto, lo de la cerveza como recuperador tras la práctica deportiva está demasiado extendido y, sintiéndolo mucho, es importante resaltar que es una costumbre inadecuada y que, además, puede resultar peligrosa.

Para empezar, hablamos de una bebida alcohólica y está más que demostrado que el alcohol no es saludable y que no es recomendable en ninguna cantidad, pues no existe un consumo sin riesgo. Las bebidas de baja graduación alcohólica, como el vino y la cerveza, conservan a su alrededor muchos mitos sobre sus supuestos beneficios, sin embargo, la relación entre cerveza y vida sana no proviene de la evidencia científica, sino del marketing para vender más bebida.

En segundo lugar, la cerveza, al contener alcohol, resulta ser diurética, es decir, que en vez de ayudarnos a hidratar, nos puede deshidratar, razón número uno por la que no cumple con los criterios para ser un buen recuperador tras la actividad física.

El tercer punto crítico de este tema es el descenso de los niveles de sodio (sal) en sangre asociado al ejercicio y que se debe a la elevada pérdida de este mineral por el sudor o por la ingesta de líquidos con bajo contenido de sodio. La pérdida de líquido junto con la pérdida de este mineral convierte esta situación en un cuadro grave.

Por esta razón, la reposición de los minerales tras el ejercicio tiene una jerarquía basada en la situación clínica que puede producir la alteración de cada uno: la disminución de los niveles de sodio en sangre durante los esfuerzos físicos ha provocado situaciones de máxima gravedad e incluso el fallecimiento del deportista por lo que resulta de vital importancia que las pautas de hidratación y reposición de minerales sean las adecuadas.

Asimismo, la Sociedad Española del Deporte tiene publicados unos parámetros estandarizados que debe cumplir una bebida isotónica y estos indican que una bebida isotónica debería de tener al menos un 6% de carbohidratos y, al menos, un 0,5 gramos de sodio por litro, y la cerveza no cumple ninguno de estos requisitos pues aporta solo entre un 3-4% de hidratos de carbono provenientes de la cebada y no tiene sodio.

En el contexto deportivo profesional o semi-profesional, quiero creer que no es un práctica demasiado extendida, no obstante, el auge de algunas disciplinas como el triathlon o similar entre la población común hace que sea importante dejar claro que tomar cerveza tras la práctica deportiva nos puede poner en riesgo por sí sola (por ser una bebida alcohólica y diurética) y porque impide que se tome un buen recuperador en su lugar, poniéndonos en riesgo de deshidratación y de hiponatremia (déficit de sodio en sangre) con consecuencias fatales.