TERESA MOLERES
SORBURUA

Flores apropiadas para climas especiales

Las condiciones ambientales son vitales para las flores. Para un terreno de secano, escogeremos las plantas de garriga, porque resisten el sol y los suelos pobres. Las jaras (Cistus), por ejemplo, son flores agrupadas en ramilletes de tres que duran todo el verano. Pueden ser de color blanco o rosa oscuro, con manchas púrpura en el centro, con pétalos sedosos ligeramente arrugados y las hojas verde oscuro. Necesitan de un suelo árido bien drenado y agradecen un corte drástico cuando se quedan peladas.

La lavanda (lavandula), con sus espigas densas de flores de color azul violáceo y su olor, atrae mariposas y otros insectos. Se recoge en plena floración para hacer ramos secos. El follaje, muy fino, es verde grisáceo y forma matas compactas. Se recomienda suprimir las flores según se marchiten, utilizar en setos bajos y podar en agosto, justo a final de la floración. La santolina o abrótano macho crece en terrenos calcáreos y tiene un olor tan aromático que para algunas personas resulta desagradable. Esta planta acepta la poda en bola y sus flores se pueden cortar en beneficio del follaje gris plateado.

Para un terreno situado junto al mar, se deben elegir plantas que resisten el aire salobre y las salpicaduras. Estos suelos deben estar bien drenados, al sol o parcialmente a la sombra. Hay que evitar los suelo ricos y pesados. Un buen ejemplo son los tamarises (tamarix), que en Donostia se llaman erróneamente tamarindos. Las ramas caídas hay que podarlas corto cada otoño: florecen de mayo a junio y pueden vivir más de un siglo, como vemos en ejemplares retorcidos por la costa de nuestro país.

Orzaga (atriplex halimus) es un valor seguro para los setos frente al mar. Con un follaje semi-persistente que se enraíza en la arena, incluso en terreno calcáreo, si se le da un corte en verano mantiene su porte redondeado. Este arbusto se utiliza para fijar taludes. Otro arbusto compacto, que se desarrolla bien en el litoral es el Teucrium fruticans o salvia amarga. Eso sí, requiere poda corta en invierno para estimular su floración estival.

Las plantas que resisten el viento y la sequedad van bien con los suelos arenosos a pleno sol. El arbusto rústico eleagnus se distingue por sus hojas verdes con el envés plateado, sus hojas olorosas y sus bayas azules otoñales.

También está el bonetero (Euonymus japonicus), que resiste en nuestro literal las peores ráfagas de viento. Fáciles de cultivar para setos y arriates mixtos, durante sus tres primeros años hay que protegerlos de los vientos dominantes con un corta-vientos.