Imanol Intziarte
ESSEN, LA FERIA más lúdica

Mundos infinitos sobre un tablero de juego

La ciudad alemana de Essen acoge cada año la feria internacional de juegos de mesa más importante del mundo. Los también denominados «juegos de sociedad» viven un momento de auge y su onda expansiva ya ha llegado, todavía tímidamente, a nuestro entorno. En estos tiempos de lo digital, de las frías relaciones a través del teclado, unas miniaturas, unos dados o unas cartas nos ofrecen la ambientación perfecta para sentarnos en torno a un tablero y compartir un buen rato cara a cara con otras personas.

El vuelo despega de Santander con destino al aeropuerto de Weeze, en la ciudad alemana de Düsseldorf. De ahí, en coche alquilado, hasta un apartamento en Oberhausen. Estamos en la región del Ruhr, tierra de carbón, metalurgia y acero, aunque nosotros venimos por segunda vez consecutiva a la cercana Essen para visitar la Internationale Spieltage o, lo que es lo mismo, la mayor feria mundial de juegos de mesa, que nació en 1983 y que se celebra cada año a finales de octubre a lo largo de cuatro días, de jueves a domingo.

En esta época de lo digital, internet y las consolas, los también denominados “juegos de sociedad” viven un sostenido crecimiento. Paradójicamente. O no. Porque necesitamos desconectar de estar conectados, apartar de vez en cuando nuestros ojos de la pantalla y compartir tiempo, conversación e incluso retos cara a cara con otras personas.

Lejos del tópico del Monopoly –que conserva sin embargo el tirón en sus múltiples versiones– o de posteriores diseños icónicos como el Risk, el juego de mesa moderno se encuentra en constante evolución, con infinidad de temáticas y ambientaciones, el desarrollo de nuevas mecánicas y modos de juego –los cooperativos son cada vez más comunes–, o la simbiosis con las llamadas nuevas tecnologías a través de la implementación de aplicaciones para “tablets” y móviles que complementan, pero no sustituyen, lo que sucede sobre el tablero.

Los hay para todas las edades, gustos y número de participantes, desde los descacharrantes “parties” para amenizar la sobremesa festiva de un grupo grande, hasta los sesudos “wargames” para dos que pueden durar varias sesiones, con un enciclopédico compendio de reglas y sus correspondientes excepciones. Entre medias, un mundo por descubrir.

La feria abre sus accesos a las diez de la mañana, media hora antes para quienes cuentan con pase de prensa. Salvo que, como sucedió el primer día, la agente de seguridad privada que caiga en suerte se enroque en que sus órdenes no contemplan excepciones de ningún tipo y que por ahí no pasa con antelación ni la mismísima Angela Merkel.

 

Algunas cifras. 80.000 metros cuadrados, 1.150 expositores de cincuenta estados –algunos tan lejanos como Japón–, más de 1.400 novedades… En Essen conviven empresas gigantes de la talla de Asmodee, Haba, Fantasy Flight Games o Devir con infinidad de pequeñas editoriales, muchas de ellas gestionadas por aficionados que cuentan con otro empleo con el que se ganan la vida y que se conforman con no perder dinero.

Una pincelada nos la ofrece el ilustrador Pedro Soto, que es al mismo tiempo uno de los cuatro socios de la cántabra Looping Games: «2018 ha sido un poco horroroso porque los primeros seis meses hemos tenido muchos líos familiares y otros asuntos, y no pudimos ponernos a trabajar en serio. Luego hemos recuperado el año, pero la ventaja es que nos hemos puesto a trabajar en 2019 por anticipado. Tenemos ya tres juegos en la pista de salida. No sabemos si sacaremos hasta cuatro o cinco. Más no, que somos pequeñitos y tenemos todos familia y trabajo».

Las primeras carreras son para tratar de hacerse con juegos que han hecho mucho ruido en las semanas previas y de los que se editan pocas copias. Es el caso de Tales of the Northlands, del que solo se han publicado 300 unidades.

Conversamos unos minutos con su diseñador, Nick Case. Una de las evoluciones vividas por el sector en las últimas décadas es la puesta en valor de autores y autoras, tal y como sucede en la literatura, el cine o la pintura. Hay nombres propios con tal prestigio adquirido que el público compra sus creaciones antes siquiera de catarlas.

Este Essen hemos podido charlar informalmente unos minutos, por ejemplo, con el portugués Vital Lacerda (Vinhos, The Gallerist, Kanban…) o con el estadounidense Phil Eklund (Pax Porfiriana, Neandertal, Pax Renaissance…), desconocidos para el gran público pero grandes estrellas para los aficionados a este mundillo.

El catalán Eloi Pujadas ha presentado cuatro nuevos diseños con tres editoriales diferentes, una locura que exige casi tener el don de la ubicuidad: «Cada año hay más novedades, más “hype”, más colas de gente…».

Las cartas boca arriba. En esta feria, como en cualquier otra, independientemente de su temática, ubicación o tamaño, uno de los principales objetivos, si no el primero, es vender. O comprar, dependiendo del lado del mostrador. Los aficionados más entusiastas se pasan meses analizando y debatiendo en foros de internet y grupos de wathsapp sobre las novedades que se van a presentar. Haciendo y deshaciendo listas.

Primer paquete enviado. Hace tres años que en Essen pusieron en marcha la posibilidad de enviar paquetes a casa desde el propio recinto ferial. Dos horas y media después de abrirse las puertas ya había una caja facturada con dirección a Gipuzkoa.

La tarde la aprovechamos para picotear. Cada editorial tiene una terraza con mesas donde se explica cómo se juega. Lo difícil en algunos casos es hacerse con una silla, como en el caso de los rusos de Cosmodrome Games, que ofrecían dos de los productos que mejor respuesta han tenido este año, Smartphone y First Contact.

El viernes probamos suerte por otra puerta, la del pabellón más grande, el tres. La feria copa seis de los ocho bloques con los que cuenta este recinto. Una cinta indica claramente por dónde entran los acreditados. Sin problemas. En “el pasillo de las ofertas” se pueden encontrar a precios de risa perlas editadas en años anteriores y restos de stock.

El sábado se desata la marabunta, la feria se llena sobre todo de familias. En Alemania y los países de su entorno este es un hobby que permite reunir en torno a una mesa a diferentes generaciones. Una opción diferente a la del sofá y la TV. Los horarios laborales y las mayores posibilidades de conciliación ayudan. También el frío y la falta de luz invitan a disfrutar del hogar, bien sea el propio o visitando a unas amistades.

Los madrileños Sheila Santos e Israel Cendrero conforman el dúo Llama Dice y han presentado Ramen (Ediciones Primigenio), su cuarto juego publicado. Tienen otros cuatro firmados y están trabajando en tres prototipos. «Desde que nos compramos una pizarra de esas blancas y la pusimos en el despacho no paramos», comenta él en tono divertido.

Santos apunta que este Essen ha notado «muchísima más gente. Incluso en el hall 4 y en el 5, que son para editoriales pequeñas. Todo esto indica que ha habido un crecimiento exponencial en el sector, cada vez hay más gente aficionada y dispuesta a venir a eventos como este».

Existe, además, una activa comunidad con páginas web, blogs, podcast –los autores de este reportaje formamos parte de uno llamado El Txoko de los Bárdulos–, youtubers… que genera una enorme cantidad de contenido. Y mucho afán de proselitismo, de extender la afición. Por egoísmo bien entendido, ya que siempre se necesita gente con la que compartir tablero.

Por adelantado. El domingo, última jornada, nos sentamos para probar Barrage, un diseño que aún está en fase de financiación. Al igual que sucede con otros formatos culturales, el juego de mesa tira mucho del mecenazgo a través de plataformas como Kickstarter o Verkami. El producto no entra en imprenta hasta que no se haya asegurado un número mínimo de unidades que garantice al menos cubrir costes.

Esto está a punto de bajar la persiana. Han visitado la feria 190.000 personas, 8.000 más que el año anterior. El mercado germano calcula que cerrará el ejercicio 2018 con unas ventas superiores a los 500 millones de euros. Paseando por los pasillos nos topamos con José Antonio Gómez Garrido, de Ediciones MasQueOca; y Francisco Álamo, de Maldito Games, que nos cuentan “off the record” algunos de los proyectos en los que están trabajando.

Essen 2018 se termina y ya hacemos planes para dentro de doce meses. Antes de marcharnos, a última hora, damos una pasada final por el stand donde se vendía el Tales of the Northlands. Sí, ese por el que esprintábamos el jueves. Todavía quedan copias.

Mugarik gabeko mundua joko taularen gainean

Nazioarteko mahai jokoen inguruko azokarik handiena Alemaniako Essen hirian ospatzen da urtero. «Joko sozial» bezala ere ezagutzen direnak indarrez hedatu dira mundu zabalean, gurean motelago sartzen ari badira ere. Formatu digitala hartu duen bizitza honetan, miniatura, dado edo karta batzuek aukera egokia eskaintzen dute taula baten inguruan esertzeko eta beste pertsona batzuekin tartetxo on bat pasatzeko. Esseneko feria honetan izan dira erreportajearen egileak; bertan, 80.000 metro karratu, milatik gora erakusleiho, 50 herrialdetako ordezkariak eta nahi adina nobedade aurkitu dituzte, 1.400etik gora. Izan ere, Essenen mahai jokoen enpresa erraldoiak eta argitaletxe txikiak elkartzen dira, azken hauetako askok aisialdirako afizioa pasio bihurtu duten jokalari amorratuz osatuak.