XANDRA ROMERO
SALUD

Navidad y expectativas

La verdad es que año tras año, yo al menos, tengo la sensación de que la Navidad llega antes. Pero no me refiero solo a las luces, los turrones, los polvorones... sino que cuando me pongo a pensar, me doy cuenta de que nuestra expectativa social-navideña está bastante sesgada. Es decir, nuestra idea es que bueno, soportaremos los excesos navideños (económicos, calóricos y de alcohol) porque solo son 4 o 5 fiestas en todo un mes.

La expectativa no se ajusta a la realidad porque lo cierto es que empezamos en el puente de diciembre, enlazamos con no pocos compromisos sociales del tipo: cena de empresa, comida de cuadrilla, cena de navidad del equipo, con los compañeros de la universidad, comida del amigo invisible y así un largo etcétera.

Después o entremedias de estas comilonas sociales, con las que no contábamos inicialmente, nos topamos con el 24 y el 25, el 31 y el 1, tras los cuales nos enfrentamos con otras sobreingestas de las que tampoco solemos ser muy conscientes: las temidas sobras… Y así llegamos a enero y nos damos cuenta de que llevamos literalmente un mes entero excediéndonos en comida y bebida.

Para nosotros, los nutricionistas, es complicado hacer recomendaciones para frenar esta bola de nieve de malas elecciones pero siempre se puede intentar. En primer lugar diría que entendemos que la Navidad es solo una vez al año, pero como la Semana Santa o los cumpleaños y esto no debe servirnos de excusa.

En segundo lugar, es cierto que la Navidad es una época muy complicada para realizar una elección alimentaria adecuada y objetiva porque tanto la sociedad como los medios nos lo ponen difícil. Pero recuerda, socializar en estas fechas no significa llevar a tu organismo al límite de comida y alcohol. Intenta encontrar el grado de disfrute social que no te genere malestar o culpa al día siguiente.

Si estás en un proceso de pérdida de peso, ten en cuenta que la expectativa no debe ser bajar de peso en esta época. Un éxito es simplemente no aumentar de peso, aunque si sucede, trátate con amabilidad y sé consciente de si has hecho todo lo que podías para equilibrar el disfrute sociofamiliar propio de las fechas y las elecciones alimentarias adecuadas. Y por último, si aún estamos a tiempo, te recomiendo estos trucos para hacer conscientes nuestras ingestas pues en estos agapes distraernos alrededor de la comida es algo usual y puede pasarnos factura.

En primer lugar y aprovechando que en estas celebraciones los entrantes están disponibles todos a la vez en la mesa, cogeremos un plato llano grande que llenaremos con estos entrantes hasta que cubra el espacio de lo que sería una ración normal cualquier otro día del año.

Mi recomendación es que lo llenemos con algo de verduras como espárragos o champiñones y con proteína de calidad como langostinos, gambas, pulpo y marisco en general así como jamón ibérico, por ejemplo. Una vez llenado el plato, será cuando empecemos a comer; de este modo hacemos consciente la elección y al acabar sabremos exactamente qué y cuánto hemos comido.

Para el segundo plato, la opción de carne o pescado al horno o cocinado con poca grasa y en una cantidad comedida es lo ideal. Y por último, repetiremos el mismo proceso con el postre. Si no nos decidimos en cuanto a qué postre elegir porque queremos probarlos todos, elijamos un plato pequeño de los que se ponen debajo de la tacita de café y llenémoslo de los trozos de tarta, polvorón, mazapán etcétera.

De nuevo sabremos exactamente cuánto y qué hemos comido para que, si la culpa nos alcanza, podamos tener una visión más objetiva que consiga que nos tratemos con más amabilidad.