BERTA GARCIA
CONSUMO

Impuestos eléctricos

La factura de la luz se ha incrementado de nuevo este mes de abril y la culpa la tiene el impuesto a la generación energética, que vuelve cual rayo que no cesa. Nunca se ha visto que un bien de primera necesidad sufra tantos impuestos como le pasa a la electricidad, y es que como dice el refrán: «Quien parte o reparte se queda con la mayor parte».

El mercadeo con la electricidad tiene contra las cuerdas a los usuarios porque las embestidas por la derecha y por la izquierda no dan tregua. Léase la moratoria (exención) del impuesto mencionado de un 7%, que gravado en el año 2013 fue liberado en octubre de 2018, y vuelta a la carga en abril del presente año donde se esperaba un incremento de un 4%. La impostura política no tiene límites.

Llevamos años batiendo récords de subidas en el precio de la luz; un mes sí, al siguiente mes no. Valga la muestra del pasado mes de enero, que el asunto pasaba el listón del Libro Guinness de los récords cuando el precio de la electricidad resultó un 25% más elevado que en enero de 2018, un porcentaje así en solo un año. Y es que por mucho que apostemos por ahorrar con los consumos domésticos, la mano invisible del mercado intentará corregir el desequilibrio entre pérdidas y ganancias. Es decir, entre lo poco que consumimos, en algunos casos incluso a fuerza de pasar frío y lo que supuestamente dejarían de ganar las eléctricas por hogar, la corrección del precio por kilowatio-hora hará el milagro correspondiente. En la factura de la luz, el término kWh indica el consumo energético realizado durante un tiempo determinado.

Con nuestra facturación doméstica es evidente que se enriquecen tanto las empresas como el Estado con esa especie de tarta repartida en porciones, con colores variados pero poco claros, que lo mismo hablan de coste de peaje a la red, que de incentivos a la generación u otros costes regulados. En definitiva, estamos ante un mercado con falta de transparencia y de equidad, al que no le pone firme ningún “viernes social”, por lo que al usuario le duelen igual los ganchos de izquierda que de derecha.