XANDRA ROMERO
SALUD

Azúcar, edulcorantes y otras sustancias

En este “teatro” que es a veces la nutrición hay muchísimos personajes, algunos principales y otros secundarios. Uno de esos protagonistas es el azúcar y, en este caso, el reparto que lo acompaña son los edulcorantes y otras nuevas sustancias que están a punto de salir al mercado.

Todos sabemos ya lo perjudicial que es el consumo elevado de azúcar y lo difícil que resulta, en ocasiones, saber con exactitud cuánto estamos ingiriendo –por aquello del azúcar añadido y otras razones–, pero, a pesar de ello, poco a poco la sociedad está despertando y descartando o reduciendo el consumo de ultraprocesados (ricos en azúcar añadido), algo que, a todas luces, está dañando a ciertas multinacionales de la alimentación.

Tanto es así que Nestlé está desarrollando un proceso innovador de elaboración natural para sus chocolates y los productos que lo lleven a fin de evitar la adición de azúcar. Lo que se conoce de este proceso hasta el momento es que está relacionado con la extracción de la pulpa del cacao, de modo que como únicos ingredientes utilizarían los granos y la pulpa. Nestlé planea introducir el producto en Japón en otoño de este mismo año y le seguirán en 2020 otros países a través de diferentes marcas de la multinacional suiza.

Todavía habrá que esperar para valorar tanto el resultado a nivel organoléptico (sabor y textura) como su implicación nutricional sobre la salud. Dejando atrás las innovaciones actuales, rescatamos las más antiguas, ideadas con el fin de sustituir al azúcar. Hablamos de los edulcorantes acalóricos, esas sustancias cuyo consumo genera tantas luces como sombras no solo a la población en general sino también a la comunidad científica.

Hace exactamente un año, la revista “Nutrients” publicó un artículo en el que se sintetiza e interpreta la evidencia existente sobre los edulcorantes bajos en calorías. Se trata de un proyecto llamado “Consenso Iberoamericano sobre Edulcorantes no calóricos”. De este proyecto los autores extraen conclusiones principales como que son uno de los componentes de la dieta más ampliamente evaluados, y su seguridad ha sido revisada y confirmada por organismos reguladores internacionales, incluidas la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). En cuanto a su consumo, aseguran que debe fortalecerse de una manera integral y objetiva la educación del consumidor, basada en la evidencia científica, así como que también es necesaria la educación continua de los profesionales de la salud, ya que son una fuente clave de información sobre cuestiones relacionadas con la alimentación al respecto de estos compuestos.

No obstante, en relación a los edulcorantes y el peso corporal, las conclusiones de la mayoría de científicos apuntan a que su utilidad para combatir el sobrepeso sigue sin estar demostrada, pero, a su vez, tampoco hay pruebas sólidas de que sean nocivos.

Y es que por más sustancias alternativas que queramos encontrar, lo cierto es que, a veces, solo se trata de pensar un poco. Un ejemplo: la OMS ha alertado de los altos niveles de azúcares en los alimentos para bebés. En concreto, casi un tercio de los productos anunciados incorrectamente como aptos para menores de seis meses tienen entre sus ingredientes cantidades inapropiadas de azúcar. Yo llamo a la cordura e insisto en que un bebé de esa edad (y de más) no necesita ningún alimento especialmente formulado para él porque ese ya existe en la naturaleza y se llama leche materna, y después, para la alimentación complementaria también tiene alimentos de verdad. Igual que nosotros debemos aprender que el cacao es amargo, el café y el té también lo son, y para hidratarnos y refrescarnos lo mejor es recurrir al agua y a la fruta, esta última increíblemente buena y saludable en su formato original.