Jone Buruzko
CONCHA 2019: Detalles de la 124ª edición

La Concha +

¿Cuáles son los mejores lugares para ver las regatas? ¿Dónde andan los remeros y remeras más laureados? ¿En qué tostas reman los extranjeros? ¿Hay novedades? En la Olimpiada del remo todo parece alcanzar una dimensión mayor, desde el número de participantes a la pasión que le pone la afición, pasando por la bandera o el cartel anunciador. Desglosamos las letras de La Concha + para contarles lo más de lo más de la gran cita arraunlari.

LUGARES. Por razones de visibilidad y ambiente no es lo mismo asistir a la regata desde un sitio u otro, pero «el marco incomparable» es generoso en este aspecto y las posibilidades son variadas. Como animales de costumbres, hay quienes trazan su hoja de ruta y la cumplen a rajatabla o también quienes deciden en función de la meteorología, un factor influyente en el competidor y el espectador. Paseo Nuevo, Aquarium y Náutico son las plazas más solicitadas, zonas de pago a las que se accede tras abonar entradas de precios accesibles y seguir las carreras en tribuna o en la general. Sin pasar por taquilla, algunas zonas de Urgull son las predilectas de ese público de fiambrera, tupper y bota que no perdona el hamaiketako y despliega el mantel en las laderas de un monte desde el que las buenas vistas están garantizadas.

La mayor parte del Paseo de La Concha es otra de esas tribunas en la que la vista es gratis, salvo en la zona acotada. Llegando con algo de tiempo, no hay que darse de codazos para presenciar la batalla desde la barandilla. Tampoco abajo, donde playeros en bañador ocupan las primeras filas sobre la arena, perfectas para disfrutar de salidas y llegadas.

Estratégicamente situada, la isla permite al aficionado moverse siguiendo el recorrido de las traineras. Desde el faro la visibilidad es buena gran parte de la carrera, aunque no toda, pero con la ventaja que desde otro lado del islote puede contemplarse de cerca la ciaboga. Hay que tener en cuenta que el campo de regateo se cierra a las 10.30 y para entonces los que no hayan accedido a Santa Clara no pueden entrar hasta la finalización de las regatas.

Pero la competición también se puede ver desde el mar, a bordo de esas embarcaciones particulares de gente acostumbrada al mar que soportan sin mareos los días de ajetreo, algo a tener en cuenta si se va hacer uso del Ciudad de San Sebastián, el catamarán donde un supermercado de la ciudad lleva años organizando un sorteo entre sus clientes para asistir a las regatas navegando.

Para no perder detalle, hay quién opta por la retransmisión televisiva, donde las pruebas se ven en primer plano; los bares comienzan pronto la jornada dominical con las televisiones encendidas. En el desembarco y el recibimiento, el lugar es el muelle, convertido por unas horas en el puerto con más sonrisas y lágrimas por metro cuadrado del mundo.

ATREZZO. La bandera es el objeto más importante del decorado y de la celebración, puesto que en remo es el trofeo. Están tan veneradas que se bendicen en iglesias y, en las grandes ocasiones, sus propietarios las sacan a pasear para que las vea la afición. Las que se entregan en La Concha podrían considerarse un artículo de lujo. En su confección se utilizan distintas técnicas de bordado: desde el artesanal, realizado a mano, al uso de máquinas tradicionales de pedal, pero también de última generación. Con 600.000 puntadas en las letras y 700.000 en el escudo queda claro que es un trabajo laborioso. Se emplea un mes en la realización de cada bandera. En realidad son dos grandes –categoría masculina y femenina– y 44 réplicas en miniatura para entregar a cada uno de los miembros de las tripulaciones campeonas. En algo más de un siglo, una decena de casas han participado en su elaboración. Durante años fue la rojigualda, hasta que en 1977 el CAT la cambió por la donostiarra, que ganó por 8 votos contra 3 a la ikurriña, la otra alternativa.

CLASIFICATORIA. En 1964 solo cinco traineras se dieron cita en la bahía y, en 2019, en la clasificatoria han sido 43: 23 masculinas y se ha batido el récord con la presencia de 20 femeninas. El tirón de la regata masculina ha obligado a poner límites a la inscripción por pertenencia a unas ligas. Primero acceden las de la ACT al completo, después las de ARC1, todas las guipuzcoanas y las vizcaínas; luego las cántabras, gallegas y de Ipar Euskal Herria –Lapurdi ha repetido–. Además, la organización se arroga el derecho de invitar a alguna embarcación. A la crono femenina, de momento, se accede por invitación y se les abren las puertas a todas con el objetivo de potenciarlas.

ORIUNDOS y extranjeros. Profetas en su tierra, la mayoría de los participantes son made in Euskal Herria. Especialmente frecuentadas por guipuzcoanos y vizcaínos, en las tostas de las dieciséis traineras de la Liga ACT, y en menor cantidad, se pueden encontrar navarros, alaveses y solo un labortano, concretamente, Unai Billakorta, de morado en La Libia. La plantilla masculina de la Donostiarra es 100% guipuzcoana; y en Cabo, el malagueño Sergio Pérez está rodeado de gallegos. El toque internacional lo ponen remeros de distintos continentes. Procedentes de Moldavia, los hermanos Tacu llegaron a Cantabria de adolescentes y se apuntaron en Astillero, donde Alexandru ha desarrollado casi toda su carrera, salvo las dos temporadas que recaló en Portugalete. Mientras, Cristina defiende a Hondarribia tras pasar por Hibaika. Este año se ha vestido de amarillo el uruguayo Leandro Salvagno, el aguilucho de Colonia que en agosto compitió en Lima en los Juegos Panamericanos como integrante del cuatro scull y ganó la medalla de oro. También de Colonia es Oscar Andrés que rema en Santurtzi en compañía del argentino Federico Steindl y del rumano Sorin Silviu. En Kaiku conviven Daniel García, nacido en Colombia, y Solayman Rahhou, en Rabat.

NOVEDAD. La gran novedad de la temporada arraunlari ha sido la sustitución del banderazo de salida por un sistema de semáforos con señal acústica flotando sobre las aguas sobre una zodiac. El juez de mar es el encargado de apretar el mando: la luz parpadeante llama a las embarcaciones a la línea de salida; una vez alineadas, se enciende el disco rojo, mientras el verde indica la salida. Se busca corrección y exactitud en un deporte que puede decidirse por centésimas, y los avances tecnológicos permiten perfeccionar el cronometraje y evitar malentendidos.

CURIOSIDADES. Se han producido dos regresos de patrones históricos: el del pasaitarra Juan Mari Lujanbio, que a los 58 años ha vuelto en la popa de “La Sotera” santurtziarra, y el del castreño Santiago López Vicuña que, con 60 años, da instrucciones en la de Astillero. No obstante, la mayor curiosidad de 2019 hubiera sido tener una patrona en una tripulación masculina. Izaro Lestoya ha ejercido como tal en la trainera de Getaria de ACR-1 pero, ante la negativa de la organización, tuvo que dejar el timón a otro. Hubiera sido un primer paso para la creación de equipos mixtos, una tendencia al alza en atletismo, natación, triatlón...

HONDARRIBIA Arraun Elkartea, que conmemora los 50 años de su creación, llegó a esta celebración en condiciones deportivas idóneas. La tripulación masculina de la “Ama Guadalupekoa” es la vigente campeona de La Concha; mientras la femenina, que perdió en el agua en el play-off por la permanencia su puesto en la máxima categoría, lo recuperó tras la renuncia de San Juan lo que les ha permitido afrontar todos los frentes desde las alturas, aunque el próximo fin de semana vuelve a jugarse su puesto en la Liga Euskotren. Los bidasoarras han participado en esta regata hasta en 70 ocasiones, la mitad de ellas cuando ni siquiera existía el club. Afortunados, en 1881 se estrenaron con victoria. En total han ganado en doce ocasiones y han competido en la bahía cerca de 300 remeros, según recoge “Hondarribia Arraunenan 1845etik”, el libro-enciclopedia en el que Koldo Ortega, Luis María Aguirre e Inaxio Nogueras han escrito la historia del remo de este pueblo costero. La programación de actos por las Bodas de Oro continúa.

ALFREDO León Mañú es el autor del cartel de este año, una imagen que pretende simbolizar una vista cenital de las regatas para la que ha utilizado distintos papeles de colores. Autodidacta, el artista navarro ha ganado más de un centenar de concursos y, en esta ocasión, superó los trabajos de 88 participantes.

+ El particular podio de multiganadores va del amarillo al rosa y se localiza en Orio, por partida triple, Galicia y Pasai Donibane. Con 32 banderas de La Concha los aguiluchos doblan al siguiente en la clasificación, San Pedro, que tiene 15. A nivel individual también destacan porque los dos más laureados nacieron en el barrio de Ortzaika. El fallecido Batista Oliden, en activo durante 25 años, acumuló 13 banderas como remero. Su sucesor, José Luis Korta, siempre ha señalado a su vecino como el mejor aunque él tenga más “trapos” que nadie, puesto que suma 17. Incombustible, a sus 70 años Korta no entiende de jubilaciones, por eso aceptó la oferta de San Juan para entrenar a una Erreka en ARC-1 y con el tiempo intentar reverdecer viejos laureles. ¿Será capaz?

El récord femenino de Andrea Oubiña, con nueve banderas, no tiene parangón. Tras 17 años remando, la gallega se tomó un descanso deportivo y descartó las propuestas que le surgieron coincidiendo con el desmantelamiento de Batelerak quienes, en 2018 con cinco victorias, conseguían que San Juan igualara los cinco títulos de las tripulaciones gallegas. «Necesitaba desconectar, vivo muy bien sin estar pendiente de todo lo que implica el remo y cuando me entra el gusanillo me voy a correr o al gimnasio», aseguró a 7K.

A sus 28 años tiene margen para engordar su palmarés y no lo descarta: «Desde luego, aunque si alguna supera mi récord no me importa. Ese no era el objetivo cuando decidí dedicarme al remo». Acortando distancias están con cinco títulos sus antiguas compañeras y exbateleras: la tolosarra Nerea Pérez patroneando la Ama Guadalupekoa; Laura Goldarazena, con la Donostiarra; Ane Pescador, que se ha reunido con su hermana Elixabete en Hibaika y Ane Hernández, la vizcaína de Sestao.