IñIGO GARCÍA ODIAGA
ARQUITECTURA

Una bala de plata

Los márgenes de la arquitectura son cada vez más gruesos y, si entendemos esta profesión como la capacidad de diseñar elementos que interactúen con el contexto o que alberguen espacios confortables, poca es la diferencia entre un edificio y un tren. Por este motivo, la arquitecta japonesa Kazuyo Sejima aceptó el encargo de diseñar el nuevo tren de cercanías. El vehículo ferroviario está operando, desde el pasado mes de marzo, en la línea que une la estación Ikebukuro en Tokio con la de Chichibu en la prefectura vecina de Saitama.

El tren ha sido bautizado como Laview, un acrónimo de las expresiones luxurious living o vida lujosa, que aporta la “L”; arrow o flecha que aporta la “a” en alusión a la velocidad y view, por los grandes ventanales que definen su diseño, y que persiguen capturar el impresionante paisaje que rodea la línea ferroviaria. En un país como Japón, con una gran tradición ferroviaria y donde los trenes bala son prácticamente un icono nacional de modernidad y eficiencia, llamó tremendamente la atención que el encargo recayera en Kazuyo Sejima, seleccionada entre cientos de candidatos.

Llamativamente, tal y como explica el jefe del departamento de vehículos de Seibu, la elección se decantó hacia el equipo de Sejima porque no tenía experiencia previa en la supervisión del diseño de trenes. Un motivo que pone de manifiesto el empeño del promotor de proponer nuevas soluciones, liberadas de los convencionalismos asumidos por el sector, en el diseño de un elemento tremendamente acotado por su funcionalidad. El proceso de diseño comenzó en diciembre de 2015.

El tren destaca por sus enormes ventanas, de forma que los pasajeros parecen pasear suavemente mezclándose con el paisaje urbano y natural del recorrido. El concepto era desarrollar un nuevo vagón como nunca antes se había visto, un prototipo que se convertiría en el punto de partida de la empresa Seibu Railway para los próximos 100 años. Para una arquitecta centrada en la realización de edificios, la diferencia más obvia respecto del diseño de una estructura permanente es que el tren se desliza recorriendo diferentes lugares, distintos contextos y paisajes. En el caso concreto de esta línea, los vagones se mueven a través de barrios densamente poblados de Tokio para finalizar su trayecto en las montañas de Chichibu. Unos paisajes, por lo tanto, antagónicos que sirven como excusa a un diseño que busca que el tren pueda responder y mezclarse con esos lugares de una manera suave.

Por otro lado, el proyecto perseguía hacer un transporte que a nivel de comodidad se asemejase a una sala de estar, un espacio donde los pasajeros puedan relajarse y sentirse libres para disfrutar de un viaje que algunos usuarios realizan dos veces todos los días.

Cada tren tiene ocho vagones, con una capacidad total de 422 asientos y cada ventanal, pegado a los asientos de los pasajeros, mide 135 centímetros por 158 centímetros. Además, la parte inferior de cada panel cae muy por debajo del punto habitual en los trenes regulares de cercanías, para permitir que los usuarios disfruten de unas vistas más panorámicas.

Sejima ha realizado tanto el concepto de diseño exterior como interior. La tapicería de los vagones fue diseñada en colaboración con la diseñadora textil Yoko Ando. Cada asiento tiene un reposacabezas ajustable y una mesa dentro del reposabrazos.

Diseño y confort. La iluminación es deliberadamente suave e indirecta, gracias a un sistema que la oculta en el techo abovedado del tren. Sejima trabajó con el ingeniero Shozo Toyohisa para desarrollar la iluminación, que se ajusta durante todo el día, en función de la luz exterior, para crear el ambiente más relajante posible según la hora del día.

El exterior es tal vez el elemento más llamativo del nuevo diseño. El aluminio se ha tratado con una pintura especialmente desarrollada que le otorga un aspecto pulido, casi especular. El grado de reflexión que ofrece la superficie exterior hace que el tren se vaya fundiendo con los diferentes escenarios que recorre al reflejarlos sobre su carrocería metalizada.

Una cuestión que se llevó al extremo, incluso en la cabina del conductor, que por primera vez en la historia de los ferrocarriles se ha tratado como una burbuja esférica de vidrio que cubre al conductor, permitiéndole una visión excepcional del exterior, mientras esa esfera vítrea refleja el paisaje que atraviesa.

Desde su lanzamiento en marzo, las tasas diarias de ocupación de los trenes han aumentado entre un 60% y un 70% durante los fines de semana y entre un 30% y un 40% durante los días de semana, lo que pone de manifiesto la importancia del diseño en el confort de los viajeros. Gracias a este éxito, la empresa Seibu planea reemplazar los siete trenes por estas nuevas balas plateadas para finales de este año.