BERTA GARCIA
CONSUMO

Obsolescencia programada

Como personas consumidoras sabemos que los productos que compramos cada vez duran menos, y esto es así porque la durabilidad de los mismos tiene “fecha de caducidad” programada desde su fabricación. Es decir, una programación diseñada para hacer que la vida útil del producto sea más corta, bien en tiempos o por número de usos, y cuyo objetivo principal es que el hiper-consumo se mantenga.

Desde los organismos competentes de la Unión Europea parece que quieren poner freno a este abuso y se han decidido por lanzar una serie de medidas –escasas y tímidas– para favorecer el alargamiento de la vida útil de algunos electrodomésticos del estilo de lavadoras, lavavajillas o frigoríficos. Hay que tener en cuenta que las medidas no entrarán en vigor inmediatamente y habrá que esperar hasta el año 2021. Además afectarán a muy pocos aparatos domésticos y se limitarán a obligar a los fabricantes a que alarguen el plazo de existencias en el mercado de las piezas de repuesto. Si el objetivo era la apuesta por el medio ambiente, las medidas se quedan cortas.

Y es que la fuerza y los intereses de los lobbies no son comparables a las presiones de colectivos sociales como ecologistas y consumidores, y eso queda patente con los resultados tras años de peticiones legislativas. A la ciudadanía se le seguirá pidiendo responsabilidad porque los recursos son finitos, amén de buenos hábitos al deshacerse de los residuos que genera. Es justo y necesario. Pero los recursos son finitos igualmente para quien los fabrica, y los buenos hábitos o la buena ética también son un comportamiento exigible a los fabricantes. Al menos así lo han entendido en algunos lugares como el Estado francés al promulgar una legislación que sanciona las prácticas de obsolescencia programada. La muerte prematura de un producto es mala para el consumidor y para el medio ambiente, y así debería de entenderse para avanzar un poco más al considerar estas prácticas como un fraude en toda regla.

Está claro que entre la vida “verde pálida” de los eurodiputados y la vie en rose de los galos gana por goleada esta última.