IñIGO GARCIA ODIAGA
ARQUITECTURA

Una granja flotante

Diseñado por el estudio de arquitectura Goldsmith Company, Floating Farm Dairy aparece como una respuesta que a modo de manifiesto alude a los problemas ambientales actuales y futuros, dado el carácter extremo y sorprendente del edificio. El proyecto es en definitiva la primera granja agrícola que afronta su producción en el mar, gracias al diseño náutico que guió su construcción. Actualmente la granja alberga 32 vacas y propone una forma más consciente de producir alimentos con una huella mínima. Goldsmith Company ha creado este prototipo de granja en la costa de Merwehaven, cerca de Rotterdam. En cierto modo esta granja y su producción tratan de adaptarse a un mundo donde el aumento del nivel del mar no permitirá la agricultura en suelo firme.

Basado en un sistema circular que acerca al cliente a la producción, Floating Farm Dairy utiliza desechos urbanos, granos de cervecería, restos de patata y recortes de césped del estadio de fútbol del Feyenoord para alimentar a las vacas. Este método apoya el reciclaje urbano y constituye, por lo tanto, una forma bastante eficiente de producir alimentos.

También tiene en cuenta el bienestar de los animales, ya que cada vaca tiene su propio establo. El edificio, construido con elementos ligeros y transparentes, permite que los visitantes puedan observar el proceso y ver este nuevo sistema de producción, menos dañino y menos vulnerable a los cambios climáticos.

Las razones que han propiciado el proyecto son también urbanísticas. Mediante el proceso de ampliación y de la automatización de actividades, el puerto mercante de Rotterdam, uno de los más grandes de Europa, se desplaza anualmente hacia el oeste de la ciudad. La frontera entre el puerto y la ciudad se traslada en consecuencia, provocando la disminución de las actividades comerciales tradicionales en esa franja que ahora ni es puerto ni es ciudad. La economía portuaria, así como su dinámica comercial correspondiente, está desapareciendo de la costa. Por este motivo el litoral de Merwehaven amenazaba con convertirse en un espacio abierto y vacío en el denso paisaje urbano del lugar. Gracias a la nueva granja flotante, estos espacios hermosos, pero que lentamente se van quedando huérfanos, encuentran significado en un entorno que cambia rápidamente a través de la introducción de la agricultura urbana.

La Floating Farm produce, procesa y distribuye productos lácteos en la propia ciudad, y lo hace desde muy cerca de sus consumidores. Por lo tanto, acerca al productor y al consumidor, y se suma así a la idea de unas cadenas de suministro más cortas y al conocimiento de los residentes de la ciudad sobre sus productos locales.

Desde un punto de vista arquitectónico, el diseño es, en esencia, un edificio agrícola basado en principios náuticos. La organización, los principios estructurales y el uso de los materiales propuestos persigue mejorar la flotabilidad y la estabilidad del conjunto. El resultado es una organización apilada que coloca todos los componentes estructurales y técnicos pesados en la parte sumergida del edificio. Mientra, todas las funciones principales y abiertas están situadas en una estructura ligera transparente en la parte superior. La consecuencia es un volumen con tres niveles caracterizados también por su peso y solidez, que van desde el hormigón que resuelve la parte flotante, hasta el policarbonato translúcido y completamente abierto de la terraza superior.

Las instalaciones. La Floating Farm Dairy posee una estructura compacta y lógicamente apilada que combina instalaciones técnicas, almacenamiento, procesamiento y producción en una entidad singular. Tres pontones de hormigón conectados albergan la producción de frutas, como ingrediente de los yogures, la planta de reciclaje de aguas residuales y pluviales, así como instalaciones adicionales. En el piso superior, el intermedio, se sitúa la fábrica que combina el procesamiento de leche y yogurt, el sistema de alimentación, el manejo del estiércol y el comercio minorista.

El jardín cubierto es la tercera planta y puede albergar cuarenta vacas que son cuidadas con la ayuda de un robot para limpieza de estiércol y otro que las ordeña, junto con varios elementos relacionados con el bienestar animal, como las “columnas verdes” ubicadas en el centro del establo y que aseguran la correcta temperatura de los animales. Un gran techo en voladizo cubren el centro agrícola multinivel y articulan su arquitectura.

Las dos galerías alrededor del establo de las vacas, conectadas verticalmente a través de dos puentes de acero, forman un recorrido para hacer una ruta educativa. A lo largo de esta ruta, los visitantes obtienen información sobre todas las actividades en la granja sin perturbar en ningún instante el proceso comercial.

Los cercados ligeros y las paredes de vidrio alrededor del procesamiento de los productos lácteos facilitan la visualización de todos los procesos de la fábrica, permitiendo una experiencia sensorial de los visitantes que subraya el carácter transparente de la empresa.

Una intervención en definitiva que lleva hasta las últimas consecuencias la idea de sobrevivir al calentamiento global, configurándose por lo tanto como un manifiesto que grita desde su singularidad, pidiendo atención a todos aquellos que puedan actuar frente al cambio climático.